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Actualizado: 5 de junio de 2025
El fundador del militarismo, Federico Guillermo, cuando se cansaba de dar palizas á su esposa y escupir en los platos de sus hijos, salía á la calle garrote en mano para golpear á los súbditos que no huían á tiempo. Su hijo Federico el Grande declaró que moría aburrido de gobernar un pueblo de esclavos.
Doña Flora y Doña Francisca se aborrecían cordialmente, como comprenderá quien considere el exaltado militarismo de la una y el pacífico apocamiento de la otra. Por esto, hablando con su primo en el día de nuestra llegada, le decía la vieja: «Si tú hubieras hecho caso siempre de tu mujer, todavía serías guardia marina. ¡Qué carácter!
En su preparación ha tomado la Universidad tanta parte como el Estado Mayor. La ciencia germánica, la primera de todas, está unida para siempre á lo que los revolucionarios latinos llaman desdeñosamente el militarismo. La fuerza, señora del mundo, es la que crea el derecho, la que impondrá nuestra civilización, única verdadera.
Gabriel fue a la emigración: «Era un oficial, y no podía jurar fidelidad a la dinastía intrusa.» Esto lo declaraba con la arrogancia aprendida en aquella caricatura de ejército, que extremaba las ceremonias del antiguo militarismo, y en el cual los andrajosos, con el sable al cinto, se transmitían las órdenes llamándose siempre «caballero oficial». Pero el verdadero motivo de que Luna no volviese a Toledo era que le gustaba seguir la corriente de los hechos, viendo nuevas tierras y cambiando de costumbres.
Como los otros aspirantes á la presidencia pertenecían al ejército, la candidatura gubernamental usaba el título de «antimilitarista». Castillejo y otros compañeros de generalato, que habían fusilado centenares de hombres, quemado estaciones y pueblos, y vivían en plena paz con la misma violencia que cuando hacían la guerra, pronunciaban discursos sobre discursos, cantando las excelencias de ser gobernados por un «civil» y la necesidad de terminar con el militarismo.
Con ella serán de rigor la paz, el gobierno desempeñado por los paisanos, la desaparición de los grandes ejércitos, la verdadera civilización. Si triunfa Alemania, viviremos como en un cuartel, gobernará el militarismo, criaremos hijos, no para que gocen de la vida, sino para que sean soldados y se hagan matar en plena juventud.
Desnoyers se atrevió á discutir con este enemigo que parecía de carácter dulce y tolerante. «¿No sería el verdadero responsable el militarismo alemán? ¿No habría buscado y preparado el conflicto, impidiendo todo arreglo con sus arrogancias?...» Negó rotundamente el socialista. Sus diputados apoyaban la guerra, y para hacer esto sus motivos tendrían.
Lo que ellos quieren es que volvamos á la guerra y al militarismo. Y al decir esto se irguió, acariciándose con una mano las melenas mientras apoyaba la otra en la empuñadura de su espada, cuya hoja se extendía horizontalmente más allá de sus exuberancias dorsales. Yo siento expresarme así continuó porque usted es un hombre. Pero hay hombres de distintas clases.
Yo conozco sermones alemanes probando que Jesús fué partidario del militarismo. El orgullo germánico, la convicción de que su raza está destinada providencialmente á dominar el mundo, ponía de acuerdo á protestantes, católicos y judíos.
Poco mas ó ménos todos los partidos gobiernan con los mismos medios: la fuerza, la represion, la intriga, la corrupcion de las conciencias. ¡Cosa extraña! la gran masa del pueblo español detesta el gobierno del sable y desea la ruina del militarismo; y sinembargo todos los ministerios se apoyan sucesivamente en las bayonetas.
Palabra del Dia
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