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Actualizado: 27 de julio de 2025


Escribió Alas su obra en tiempos no lejanos, cuando andábamos en aquella procesión del Naturalismo, marchando hacia el templo del arte con menos pompa retórica de la que antes se usaba, abandonadas las vestiduras caballerescas, y haciendo gala de la ropa usada en los actos comunes de la vida.

Mientras el P. Martínez repetía por centésima vez y ya llevaba ganados unos cinco mil reales que como el dolor de una madre no hay otro, y echaba, sin pizca de dolor propio, sobre la imagen enlutada del altar, toda la retórica averiada de su oratoria de un barroquismo mustio y sobado; el amor sacrílego iba y venía volando invisible por naves y capillas como una mariposa que la primavera manda desde el campo al pueblo para anunciar la alegría nueva.

A cambio de sus lecciones, Argensola recibía el mismo trato que un esclavo griego de los que enseñaban retórica á los patricios jóvenes de la Roma decadente. En mitad de una explicación, su señor y amigo le interrumpía: Prepárame una camisa de frac. Estoy invitado esta noche.

Mostrose con García amable y cordial, de tal modo que el pobre opositor a cátedras al poco rato hubiera andado de cabeza por ella. Arrimaron las butacas al balcón abierto y fumaron un cigarro. García, que estaba haciendo oposiciones a una cátedra de Retórica en Pontevedra, les enteró del curso de ellas a conciencia, con toda exactitud.

Hijo, aquí ha quedado no qué hacienda escondida de vuestros padres; será en todo hasta cuatrocientos ducados; vuestro tío soy; lo que tenga ha de ser para vos. Vista ésta, os podréis venir aquí, que con lo que vos sabéis de latín y retórica seréis singular en el arte de verdugo. Respondedme luego, y entre tanto Dios os guarde. Etc."

No traigo aquí esta cita como prueba de milagro, sino como prueba candorosa de la facilidad, del tino, del inexplicable don del cielo con que aquella mujer, que no sabía gramática, ni retórica, que ignoraba los términos de la escuela, que nada había estudiado en suma, adivinaba la palabra más propia, formaba la frase más conveniente, hallaba la comparación más idónea para expresar los conceptos más hondos y sutiles, las ideas más abstrusas y los misterios más recónditos de nuestro íntimo ser.

Todos los hombres me han dicho lo mismo añadió ; todos prometen matarse si no se les ama... y en la mayor parte de ellos no es mas que una frase de retórica pasional.

Mi inocencia no sospechó del señor de Baurepois, el cual no me parecía de la madera de que se hacen los maridos. En casa de la Bonnetable, olvidada ya de su enfado, esperé en vano al señor en honor del cual me había puesto mi traje azul y el sombrero cuya pluma, etc. En casa de la señora de Ribert, ni sombra de pretendiente. En casa de la Roubinet, nada más que un diluvio de flores de retórica.

Soy un marino poco culto, un rudo marino, como dicen en los folletines y melodramas, y de no hay que esperar los perfiles literarios de un profesor de retórica. He tenido fama de indolente y optimista, de indiferente y apático.

La señora miraba a la enferma con ojos de conmiseración. ¡Qué gran cosa es la fe! murmuró con suspirante voz. , señora; una cosa hermosa. Y Rafael hubiera añadido alguna frase retórica y brillante de las muchas que había leído en los autores sanos, sobre las grandezas de la fe; pero en vano rebuscó en su memoria; no había nada: aquella mujer turbaba profundamente su timidez de solitario.

Palabra del Dia

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