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Actualizado: 7 de mayo de 2025


Creció la edad, y con ella el amor de entrambos, que al padre de Luscinda le pareció que por buenos respetos estaba obligado a negarme la entrada de su casa, casi imitando en esto a los padres de aquella Tisbe tan decantada de los poetas.

En su rostro se veían las disculpas que de palabra no daba. Si atropellaba respetos, lo hacía con razón suficiente. Á par de estas cosas, se leía asimismo en el rostro varonil del Comendador la firme resolución de no salir de allí hasta que se le oyese. Doña Blanca se hizo al punto cargo de todo esto.

Digo, pues, que, por estos y otros muchos respetos, es digno nuestro gallardo Quijote de continuas y memorables alabanzas; y aun a no se me deben negar, por el trabajo y diligencia que puse en buscar el fin desta agradable historia; aunque bien que si el cielo, el caso y la fortuna no me ayudan, el mundo quedará falto y sin el pasatiempo y gusto que bien casi dos horas podrá tener el que con atención la leyere.

Hasta que tuve catorce años, me criáron en un palacio al qual no hubieran podido servir de caballeriza todas las quintas de barones tudescos, y era mas rico uno de mis trages que todas las magnificencias de la Vesfalia. Crecia en gracia, en talento y beldad, en medio de gustos, respetos y esperanzas, y ya inspiraba amor.

Pocos hay respondió el Estudiante que en ofreciéndose el chiste, miren esos respetos; pero esto lo digo yo en galantería , y la amistad que hay ya entre nosotros. Mas dejando esto aparte, ¿cómo nos ha ido por esos mundos?

Con esto, soltaba tanto la cuerda, que Jacinto, que era un potro, y Angelita, una machona muy de temer, campaban por sus respetos y hacían de su capa un sayo.

El carácter de los españoles, como lo demuestra ya el principio de su historia, se distinguió siempre por su obstinación y por su férrea firmeza; pero esta prenda no aparecía sólo bajo su aspecto favorable, porque en sus preocupaciones no los paraban tampoco respetos ni temores, y llegaba inexorablemente hasta sus consecuencias más extremas.

Bueno era el aire puro y libre; pero no en tanta cantidad ni a todas horas; bueno el ejercicio de las fuerzas físicas, buenas la holgura y la despreocupación campestres; pero con discreción y sin menoscabo de otras leyes y de otros respetos muy atendibles y muy racionales.

Después de este paso, y cuando el campo se ha despejado, sube el novio la escalera de la casa, entrando con el Iman en la habitación donde se encuentra la señora de sus pensamientos muelle é indolentemente tendida en un cogín; preséntale él sus respetos; su acompañante, haciéndola levantar, la coge por la cabeza dándola dos vueltas á la derecha, y, finalmente, asiendo la mano del novio, la coloca sobre la frente de la novia, la que inmediatamente se cubre el rostro en señal de rubor.

»Rogando a usted que me dispense tan larga misiva, suplícole que acepte la expresión de mis respetos. »JUAN DORMAL, »Capitán de ArtilleríaCuando Genoveva terminó la lectura, nos quedamos todas en silencio. Francisca mordisqueaba la punta del pañuelo y columpiaba un pie puesto sobre el otro. Yo me reía en mis adentros de su evidente disgusto.

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