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Y doña Guiomar, levantándose con no pequeñas muestras de sobresalto, del cenador saliose llena de celosos cuidados, porque a solas dejaba con Miguel a Margarita; y más cuidosa hubiérase sentido doña Guiomar si en el alma de Cervantes pudiera haber leído; que éste creyó que doña Guiomar se encontraba en la mezquina y dura ocasión de una dama de poco más o menos, que estando al lado de un su enamorado, la visita de otro enamorado con quien tiene grandes respetos, y dejar de asistir a la cual no puede, la anuncian.

Nosotros sentiriamos remordimiento si entrásemos en el exámen de esta sociedad con una intencion egoista. ¡No! Por respetos al pueblo francés, por decoro á nuestro país, por nuestro propio honor, como escritores públicos, no harémos lo que hacen los franceses, con lo cual probarémos, que si no somos tan refinadamente cultos, somos al menos más clásicamente cristianos.

Yo preferiria, lo digo con el corazon en la mano, que me magullaran en silencio, á tener que sufrir aquel revés con la obligacion de callarme, por respetos á una exterioridad que no evita ni cura; una exterioridad que da el poder impune de hacerme daño.

En fin, todo lo suponía por no suponer que por su libérrima voluntad dejaban de acudir las muchachas a una cita que, implícita, pero claramente, él, tan guapo, tan distinguido, tan ilustre, tan rico y tan seductor, les había dado para los Jardines, no pudiendo entenderse ni ponerse desde luego en relaciones con ellas por no faltar a los respetos y consideraciones sociales.

Más inmoral es que los vicios tengan buenos edificios y las letras ninguno... Seamos prácticos, señores, y no nos dejemos llevar de sentimentalismos. En política no hay cosa peor como el sentimentalismo. Mientras por respetos humanos prohibimos el cultivo del opio en nuestras colonias, toleramos que en ellas se fume, resulta que no combatimos el vicio pero nos empobrecemos...

No hay que hablarle, pues, de estos usos sociales, de estos respetos mutuos, de estas reticencias urbanas, de esa delicadeza de trato, que establece entre los hombres una preciosa armonía, diciendo sólo lo que debe agradar y callando siempre lo que puede ofender.

Mientras iba ensartando estas cosas con voz insinuante y melíflua, le oía el capítulo como quien oye llover desde lugar cubierto; unos parecían mirar con grande atención las pinturas de los muros y bóveda, medio dormidos otros cabeceaban haciendo reverencias, y muchos con las manazas cruzadas sobre la barriga y hartos ya de plática, decían para su sayo: «¿cuándo se acabará esto y tocarán á refectorioPero el discurso no llevaba trazas de concluirse tan pronto; antes, al contrario, de unas reflexiones nacían otras; como las aguas vivas de manantial abundante, las palabras con rapidez asombrosa brotaban de los labios del orador, que siempre había sido hombre de gran facundia, y en aquella ocasión lo era más todavía, de suerte que el aburrido auditorio tenía casi agotada la paciencia, y sólo por ciertos respetos no daba mayores señales de su disgusto.

Comenzó a frecuentar el trato de los grandes propietarios de la ciudad, que aunque despreciándole, le abrieron un hueco entre ellos con esa instintiva solidaridad de la masonería del dinero. Para adquirir mayores respetos, se hizo devoto de San Bernardo, pagó fiestas de iglesia y estuvo siempre al lado del alcalde, fuese quien fuese.

Fuera de esto débese el Pueblo Hebreo mirar con dos respetos, ó como una Nacion particular gobernada por sus propias Leyes, ó como un Pueblo en quien estaba depositada la verdadera, Religion. como que era el que conocia y adoraba á un solo Dios.

Al repasar las páginas del librillo de mi vida me pareció que iba yo recorriendo larguísima y desolada calle, entre dos hileras de tumbas que aquí y allá blanqueaban a la sombra de los sauces y de los cipreses. La felicidad y bienestar de mi familia en tiempos mejores vino a sonreirme, a lastimar con sus alegres memorias mi dolorido corazón. Antes abundancia, respetos, halagos, lisonjas.