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Actualizado: 12 de mayo de 2025


A pesar de la tristeza de aquel semblante, los ojos sonreían, pero con la triste sonrisa de la resignación. Su mirada dilató mi alma, la hizo aspirar una pasión pura. Yo creo que fue compasión hacia aquella niña lo que me hizo sentir su mirada. Y a más de la compasión un no qué misterioso, que no era amor ni deseo porque ni deseo ni amor podía inspirarme aquella pobre criatura.

Bajo la aparente resignación de su hija adivinaba un dolor profundo, que hacía esfuerzos por ocultarse.

Ciertamente que tenía la satisfacción de su conciencia, el amor de su mujer y su confianza en Dios, pero esto no era suficiente para satisfacer las necesidades materiales de la vida. Educada mi madre entre el fausto de la corte, contentábase con resignación viviendo alegre en aquella casa sin muebles ni adornos de lujo, y con aquel jardincito cercado de pedruscos.

Isidora, rendida de cansancio, se sentó en una banqueta. Habiéndole recomendado con frases convencionales, si bien generosas, la resignación y una tranquilidad que era imposible, el Director salió. No se quedó sola la joven en el despacho. En un ángulo de este había una mesa de escribir.

Los pretendientes desdeñados, que antes lo llevaban todo con resignación, dando por supuesto que los consolaba, que los desdenes de doña Luz nacían de su amor a Dios y al cielo, cuando supieron que doña Luz gustaba tanto de la tierra y de otro hombre como ellos, no la perdonaron tampoco, y censuraron su ligereza.

Si el sacrificio era discutible, la resignación silenciosa no lo era menos, y la de Raynal no tenía más que una excusa para alabarse así, que era su absoluta buena fe. En realidad, a pesar de su expresión lánguida, tenía en su charla la volubilidad de un chorlito y una necesidad irresistible de expansiones íntimas.

Mi amigo miró con sorpresa al marido y a las hijas, como diciendo: ¿Qué le he hecho yo a esta señora para que me reciba de este modo? Pero lo mismo él que ellas, en vez de avergonzarse, levantaron los ojos al cielo, con un gesto de resignación que le sorprendió todavía más.

Cualquiera creería que eres viuda, y tu marío está a estas horas tan campante, preparándose para la corría, güeno y sano como el propio Roger de Flor. ¡Qué tontunas! Carmen apenas almorzó, mostrándose sorda a los elogios que tributaba su cuñado al cocinero del establecimiento. Por la tarde, su resignación volvió a desvanecerse.

¿Cómo está usted, señor? me dijo al tenderme la mano, pronunciando estas simples palabras con un tono de voz tan dulce, tan humilde, ¡ay! tan tierno, que habría querido arrojarme de rodillas ante ella. Sin embargo, fué preciso contestarla en el tono de una política helada. Me miró dolorosamente: luego bajó sus grandes ojos con aire de resignación y continuó su trabajo.

Nada desarma tanto el carácter, como la obediencia, como nadie está más dispuesto á ser dominado que quien lucha con una dulce sonrisa de resignación. La mujer india, casada con un europeo, jamás dice mi marido, sino el castila. En esta sola palabra establece la diferencia de raza y retrata su propia humildad.

Palabra del Dia

hociquea

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