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Actualizado: 10 de junio de 2025


Circunscripto á los deberes de su estado, el P. Quiroga se resignó á una vida retirada en el colegio de Belen, en donde le fué intimado el decreto de la supresion de su órden en 1767.

El paraíso de este mundo se cerró sobre los pasos de nuestros primeros padres; he ahí cuarenta y cinco mil años que viene el hombre conformándose con semiperfecciones, semifelicidades y semimedios. Conozco la verdad de los apetitos y de las alegrías de mis semejantes. Soy modesto, estoy profundamente humillado por no ser más que un hombre, pero me resigno. ¿Sabes cuál es mi gran preocupación?

Su padre, que la amaba tiernamente y que tampoco desconocía la situación de su hija, quiso complacerla, y se resignó a esperar el plazo que ella indicaba, tratando al mismo tiempo de evitar que recibiese cartas ni noticias de su amante. Llegó el día en que ya habían trascurrido los cinco años, y el padre de Isabel conoció ser llegado el momento de triunfar de la resistencia de su hija.

Miss Maud se resignó á acompañar á su padre, pero quería llevarse con ella á las señoras de Freneuse y á Jacobo. El proceso, decía, que consagrará la inocencia de su hijo de usted, no será resuelto hasta dentro de algunos meses. ¿Qué van ustedes á hacer hasta entonces?

¿Y con esta miseria hay que vivir y recobrar lo hipotecado, si no me resigno a perderlo? Es seguro, por triste que parezca. ¡Bien se ha robado en esta casa, Simón, desde la muerte de mi pobre abuelo!

Y ya no pudo moverse sin encontrar ante su paso al mulatillo con el sombrero echado atrás, elevando sus ojos hasta los de él, bebiendo con la mirada sus palabras y sus gestos, como si estuviese en presencia de un prestidigitador y no quisiera perder detalle. Se resignó Isidro a estas desobediencias, vulgares tropiezos de la realidad... Pero había que proceder con rapidez. ¡Adelante!

Acaso se había ya desvanecido su repentina veleidad por Julio, ante este muchacho abatido por desdicha de amor, y que parecía necesitar tanto de un fino consuelo. Y no hay otro remedio, efectivamente, murmuró él sumido ahora en una vaguedad de inconsciencia. Pero no me resigno. ¿Qué puedo hacer, Lucía? ¿Qué puedo hacer?

Cierto día, con todo, tuvo un descuido, y el pez se le perdió. Entonces se puso en camino, fué á Alemania, buscó á Alberto, y le rogó que le hiciera otro pez semejante al primero. Como yo no puedo esperar tanto tiempo, me resigno á dedicar á V. El Comendador Mendoza.

En seguida resignó el mando, por decirlo así, y se agregó á nuestra correría artístico-poética, cuya dirección en jefe llevaba Losada. Estuvimos, pues, juntos toda la tarde, y juntos anduvimos más de dos leguas por templos, calles y plazas..... y hasta por el campo, á pesar del mucho frío que había vuelto.

Así, después de haber dado rienda suelta a su enfado, se resignó la anciana dama a que Beatriz tomase lecciones de acuarela: por ende todos los días, entre una y dos de la tarde, instalábase la huérfana en una silla al lado de Fabrice para dibujar a la vista de éste, ya un paisaje, ya un motivo de arquitectura, si bien por atendibles razones de decencia, nunca se apartaron de debajo de las ventanas del castillo, donde, por otra parte, encontraban suficiente tema de estudio, ora aquel señorial edificio, ora en las rientes circunvecinas campiñas.

Palabra del Dia

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