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Actualizado: 18 de junio de 2025
A fe de gentilhombre que si alguien muriese aquí no se encontraría con qué enterrarle. ¡Tanto peor! ¡tanto peor! ¡nobleza obliga! El duque de La Tour de Embleuse no es un ama seca, ¡y sobre todo del hijo de la señora Chermidy! Antes me dejaría morir en un jergón. Doctor, estoy muy contento de que me haya puesto a prueba y no le guardo ningún resentimiento.
He contado esta nimiedad tan íntima, tan personal, a guisa de ejemplo, para demostrar que no debe mantenerse contradicción en cosas sin importancia. Una herida de amor propio tarda mucho en curarse; quizá no cicatriza bien nunca. Queda siempre un sordo resentimiento. Y el resentimiento la misma palabra lo dice es el sentimiento más terne, más perenne, de más triste duración.
Por último, terminó diciendo que al declararse partidario incondicional de la leña, no le impulsaba ningún móvil bastardo, que no se hacía eco de ningún resentimiento particular, porque no cabían en su corazón tales miserias vergonzosas; hablaba solamente por el deseo generoso de mantener en el Ateneo el sello espiritual que siempre le había caracterizado.
Nuestra fuerza está en nuestra debilidad. No sé quién ha dicho que debe emplearse más presteza para sofocar un resentimiento que para apagar un incendio. Y si el resentido es el marido, la presteza debe ser mayor. Una palabra dulce calma la ira.
Pues no digo á ustedes nada en la cuestión de colocación de nombres; aquí el simple resentimiento, se convierte en un proceso compuesto de un sin número de cargos.
Dame la mano, barbitas de San Juan, que tienes patitas de bailaor y ojillos de meteor. Las repelían como si fuesen perros, amenazándolas con llamar a la pareja, y ellas se alejaban sin resentimiento, con muecas burlonas, abriendo los ojos desmesuradamente.
Alarmóse entonces el futuro ministro y escribió a Butrón pidiéndole categóricas explicaciones de aquel obstinado silencio que le hacía sospechar en la dama algún resentimiento, peligroso siempre y funesto en aquellas circunstancias, en que la amistad íntima y la repleta caja de los consortes Villamelón le eran de todo punto indispensables.
Estoy seguro de que bastará una sola palabra para hacerle venir á mí y con él á su mujer. Á esta afirmación la señorita Guichard se estremeció, porque veía su verosimilitud. Toda su combinación estaba fundada en un resentimiento que, gracias al rencor de que suponía animado á Roussel debía ser definitivo.
Pero a ti no te aborrezco, Máximo... Más bien te estimo. No puedo acceder a su ruego. Por segunda vez, Máximo, olvidando todo resentimiento, casi, casi deseando tu amistad, te lo suplico... Déjala. MÁXIMO. Imposible. Bien, bien... Me lo has negado por segunda vez... No tengo más que dos mejillas. Si tres tuviera para recibir de tu mano tres bofetadas, por tercera vez te pediría lo mismo.
Y sinembargo, tenia contra sí, en el interior, la division de su poblacion en dos ó tres razas, y la tradicion de muchas dominaciones extranjeras, que podian haber debilitado en el trascurso de tantos siglos el sentimiento nacional ó de independencia y libertad; y en lo exterior, el resentimiento de la Holanda, las pretensiones de la corte romana, y las contrarias influencias de Francia y Austria.
Palabra del Dia
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