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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Los primeros, Joan del Aguila, se fué de armada; Zayas volvió con Villacis y un renegado que se decía Mamy, diciendo que el Bajá y D. Alvaro mandaban que toda la gente se entrase á puesta de sol en el castillo; que les diesen un moro que se llamaba Sayte y el hijo del jeque que habíamos traído de Sicilia para hacerle señor de la isla, con otros tres rehenes que habían dejado los alarbes que habían venido á servir.
Poquito ha que le ví. O santo Dios soberano. Padeceis algun tormento? Sí, una fatiga Que no sé como la diga Segun la pena que siento. Y no querais saber mas Para entender mi cuidado, Sino que mi hermano ha dado El anima á satanas. Ha renegado por dicha? Dicha llamas renegar? Si él lo viene á efectuar, Ello será por desdicha.
Y ¿con solo eso que hacen, dicen esos señores dijo Cortadillo que su vida es santa y buena? Pues ¿qué tiene de malo? replicó el mozo . ¿No es peor ser hereje, o renegado, o matar a su padre y madre?
Y en lo tocante a religión, te diré con todo sigilo, pues no quiero aun escandalizar y alborotar a mis parientes y amigos, brahmanes y chatrias, que he renegado, tres años ha, de la religión brahmánica, y me he hecho, en secreto, tan católico cristiano, como tú eres.
Andando en corso, fue preso, Y como fue conocido, Fue en la Inquisicion metido, Do le formaron proceso, Y alli se le averiguó Como siendo bautizado, De Cristo havia renegado, Y en Africa se pasó: Y que por su industria y mañas, Traidores tratos esquivos Havian sido cautivos Mas de seiscientos cristianos.
Al cabo, como los dos extranjeros se volviesen hacia ella mostrando sorpresa de verla aún allí, no tuvo más remedio que abandonar el gabinete. Pero, ¿cómo abandonar el agujero de la cerradura? ¿Qué era aquello? ¿Por qué estos jóvenes le llamaban padre? Barragán jamás le había dicho que tuviera hijos. ¿Sería por desgracia un sacerdote renegado que se hubiera dejado crecer las barbas?
La noche primera que saltaron en tierra, que fué á los 16, vino un renegado á nuestro campo y dijo cómo los enemigos tenían en tierra ocho piezas de artillería por encabalgar, y que habían con ellas salido pocos más de 2.000 hombres, y que los demás se desembarcarían el día siguiente, y que en los de tierra había muchos desarmados, de los que venían por remeros en la armada, que habían salido para gastadores.
-Para todo hay remedio, si no es para la muerte -respondió don Quijote-; pues, llegando el barco a la marina, nos podremos embarcar en él, aunque todo el mundo lo impida. -Muy bien lo pinta y facilita vuestra merced -dijo Sancho-, pero del dicho al hecho hay gran trecho, y yo me atengo al renegado, que me parece muy hombre de bien y de muy buenas entrañas.
Entramos luego en consejo con el renegado, en qué orden se tendría para sacar a la mora y venirnos todos a tierra de cristianos, y, en fin, se acordó por entonces que esperásemos el aviso segundo de Zoraida, que así se llamaba la que ahora quiere llamarse María; porque bien vimos que ella, y no otra alguna era la que había de dar medio a todas aquellas dificultades.
A lo que he venido es que anoche el Renegado y Centopiés llevaron a mi casa una canasta de colar, algo mayor que la presente, llena de ropa blanca, y en Dios y en mi ánima que venía con su cernada y todo, que los pobretes no debieron de tener lugar de quitalla, y venían sudando la gota tan gorda, que era una compasión verlos entrar ijadeando y corriendo agua de sus rostros, que parecían unos angélicos.
Palabra del Dia
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