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Actualizado: 15 de junio de 2025


Aprendió entonces a merodear de noche en los ranchos vecinos, avanzando con cautela, las piernas dobladas y elásticas, hundiéndose lentamente al pie de una mata de espartillo, al menor rumor hostil. Aprendió a no ladrar por más furor o miedo que tuviera, y a gruñir de un modo particularmente sordo, cuando el cuzco de un rancho defendía a éste del pillaje.

Lo guarnece un soldado ó cabo, con nombre de comandante, y dos hombres, pagados, de los que viven en los ranchos. Salí del expresado fuerte en demanda de la posta del Zanjon, siguiendo hasta aquí desde la Guardia de la Esquina en la direccion de la posta de Gutierrez, O 6° NO: distancia computada, 21 y media leguas, que se reducen á 19 y una tercia: esta posta dista del Saladillo 7 leguas.

Y los gauchos al volverse A llorar entre sus ranchos, Espantaron los caranchos Que llegaban á escarbar: Y se apearon del caballo, Y con ademan contrito, Rezó cada uno el bendito Y volvieron á montar. De noche bajo de un árbol Dicen que brilla una bela, Y es tu ánima que vela, Santos Vega el Payador! ¡Ah! levanta de la tumba!

No tiene nada de particular su edificación, pues la mayor parte, casi la totalidad de sus casas, tienen techo de paja y ofrecen la forma de lo que en nuestra tierra llamamos ranchos. Pero indudablemente ese pequeño centro progresa a la par de Colombia entera.

El apuntador concentraba toda su vida en los ojos, é inclinado sobre la pieza la movía, buscando la parte sensible de aquel cuerpo gris y prolongado que asomaba á flor de agua lo mismo que un cetáceo. De pronto, una nube de astillas voló cerca de la proa del vapor. Un proyectil enemigo acababa de chocar con el borde de los techos que cubrían la cocina y los ranchos de la tripulación.

Encargóse este nuevo pueblo al P. Juan Bautista Xandra, sardo de nación, el cual procuró, con todo el fervor de su espíritu, que la gente fabricase sus Ranchos y labrase la tierra, de suerte que volviendo de allí á poco el Padre Zea de los Zamucos, con no tan buen suceso como esperaba, se consoló no poco con lo que vió en el nuevo pueblo de San Juan, y tomó ánimo para arriesgar de nuevo la vida en la empresa de los Zamucos.

Centenares de lavanderas, ó acaso mas de mil, estaban establecidas allí, levando ropa en las orillas, entre hileras y laberintos de estacas, perchas, ranchos de forma primitiva y construcciones de piedra y madera á estilo de embarcaderos ó muelles, destinadas á favorecer todos los trabajos de aquellas pobres gentes.

Se hacen increibles, al menos dudosos los esfuerzos, que por todas partes hicieron este dia los insurgentes, para conseguir la espugnacion de aquella villa: pero no lograron otra ventaja, que la de incendiar algunos ranchos y casas de poca consideracion, que por estar separados de lo principal del pueblo, no pudieron incluirse en el recinto, ni resguardarlas con el fuego de las trincheras, asimismo que los demas edificios, que por la igual longitud de las calles, no pudieron ponerse á cubierto, sin un conocido riesgo de los que lo intentasen.

De los Desmochados á la Guardia de la Esquina hay 10 leguas cortas, y demora al O 10°, 30' SO. Desde que se sale de dicha posta, se empieza á costear por su parte meridional el rio, que aquí denominan el Desmochado, que se sigue hasta pasarlo donde se dirá. El terreno de todo este lugar está muy poblado de ranchos y ganados.

Como él no, indudablemente peor: en un buque de vela, llevando bajo el brazo los zapatos para prolongar su uso, aceptando los ranchos de a bordo como un regalo desconocido... Tal vez llegaba él un poco tarde, pero raro sería que no le hubiesen dejado alguna migaja.

Palabra del Dia

vorsado

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