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Actualizado: 20 de junio de 2025


Por último, la mano que descansaba asida a la cadena de oro del toisón, una mano de cadavérica blancura, levantose en el aire señalando la puerta; y como don Alonso vacilara, el regio ademán acentuose con un estremecimiento perentorio del índice. Toda réplica hubiera sido fatal. El caballero obedeció.

Sintieron los indios inconsolablemente la pérdida de su amantísimo Misionero á quien ellos llamaban Padre cariñosísimo de su alma. Fué el P. Fideli natural de Ciudad de Regio, en Calabria, hijo de padres de la primera nobleza de ella, bien que por su humildad y desprecio del mundo jamás dió la menor noticia de su calidad.

En el mismo aciago año de los tres sietes nos envió la corte al consejero de Indias don José de Areche, con el título de superintendente y visitador general de la real Hacienda, y revestido de facultades omnímodas tales, que hacían casi irrisoria la autoridad del virrey. La verdadera misión del enviado regio era la de exprimir la naranja hasta dejarla sin jugo.

A tal extremo llega en Filipinas este abandono del clero, que D. Patricio de la Escosura, ejerciendo el cargo de Comisario Regio de S.M. en aquellas islas el año 1863, censura duramente este proceder como causa principal del atraso intelectual del indio, imposibilitado de apreciar los adelantos de la época por los medios que el estudio proporciona.

El Rey y la Reina yacen de rodillas á pocos pasos uno de otra, sin conocerse, puesto que sólo alumbra al templo la escasa luz de algunas lámparas; sus oraciones, sin embargo, expresan análogos sentimientos. Al fin se reconocen; el Rey confiesa su extravío, pide perdón á su esposa, y toda la corte celebra con suntuosas fiestas la reconciliación del regio matrimonio.

Pasaron después tres días, durante los cuales Abaris pareció como que estaba estudiando. Al terminar los tres días, fue Abaris al regio alcázar, hizo que Salomón le presentase a Echeloría, y, no bien la hubo visto, Abaris dio un grito y se echó en los brazos de la joven, exclamando: ¡Gracias, gracias, benignos cielos: al fin he hallado a mi hija!

Los Carvajales son llevados á una empinada peña y precipitados desde ella en un abismo; pero antes de dar tan mortal salto emplazan solemnemente al regio juez y á sus acusadores ante el tribunal de Dios en un plazo determinado.

Y la iglesia de Cárlos VIII, sucedió á una granja y capilla que en el siglo XII construyó un obispo de Paris, en donde los cristianos de aquel tiempo orarian indudablemente con más fervor, que los cristianos del siglo XIX oran en ese régio alcázar.

«Esa interpretación de lo sucedido en el regio alcázar no creemos que se haya insertado jamás en ningún periódico, y por añadidura ministerial, desde que la prensa existe.

Primero celebra la Fama la gloria de Manuel el Grande de Portugal, que obscurecerá la de Ptolomeo, puesto que ha conquistado más regiones que éste ha descrito. La escena siguiente, en que muchos servidores preparan y limpian el salón regio de Portugal, es notable por sus graciosos chistes.

Palabra del Dia

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