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Actualizado: 4 de junio de 2025


Calvat, para cerciorarse, se impuso la costumbre de hacer centinela ante la verja de la quinta a la hora que llegaba el cartero. Conociéndolo este hombre por cuñado del pintor le entregaba las cartas dirigidas a la casa, y Calvat estudiaba cuidadosamente los sobrescritos.

Entonces, corriente. Dame hoy doble ración de ternura, porque desde mañana viviremos separados ... ¡Así lo exige la política! Habían llegado á la verja de la quinta de Montretout; entraron y pasaron la velada haciendo proyectos para el porvenir. Al día siguiente, como había dispuesto Roussel, Mauricio se presentó en la Celle-Saint-Cloud y fué recibido sin dificultades.

En el fondo, un blanco edificio de piedra, con ventanas de sótano al ras del suelo. Al pronto creí que era una quinta; pero, después de mirar con más detenimiento, la cruz que la remataba y una inscripción grabada en la piedra, y cuyo texto no distinguía, me hicieron reconocer una tumba de familia corsa.

Ellos entonces, los ladrones cogidos, quisieron hacer algo por su cuenta y atacaron la quinta que hallaron más á mano, prometiendo dar religiosamente las dos terceras partes del botin al español de cabellos blancos si acaso las reclamaba.

Pero esta vez se había improvisado aquella fiesta de confianza y se comía a la española, por excepción, para visitar por la tarde, en los coches de la casa, la quinta del Vivero, donde el Marqués tenía un palacio rodeado de grandes bosques y una fábrica de curtidos, montada a la antigua. Se trataba de ir a ver los perros de caza y uno del monte de San Bernardo que Paco había comprado días antes.

Paco adivinó y admiró. «¡Sólo el genio tenía aquellas revelaciones!». Sin pensar en que secundaba planes mefistofélicos, dijo en voz baja: Papá, no conozco más quinta que reúna las condiciones de Benítez que una... que está a nuestra disposición....

Dos cosas hay que han de estar previstas anticipadamente en toda habitación: el fuego y el agua agua potable, cosa bastante rara junto al mar. Caso de que no pueda beberse, trate usted de suplirla con cerveza ú otra bebida de las usadas en el país. ¡Cuánto daría por poder levantar con la palabra la quinta del porvenir tal como se presenta en mi ánimo!

Este, que se le sigue es el DE VERA DON JUAN, que por su espada y por su pluma Le honran en la quinta y quarta esfera. Este, que el cuerpo y aun el alma bruma De mil, aunque no muestra ser christiano, Sus escritos el tiempo no consuma. Cayóseme la lista de la mano En este punto, y dixo el dios: con estos Que has referido está el negocio llano.

Pero he aquí que su esposa, no poco confusa porque le conocía bien, vino a anunciarle que faltaban mil doscientas pesetas para pagar las flores de la quinta del Pilar, y su hija Araceli, menos confusa pero también un poco asustada, le manifestó que aún restaba por abonar al joyero una pequeña cantidad.

La Regenta no pensaba en los títulos de propiedad del Vivero; gozaba de la naturaleza, de la salud y del relativo lujo que habían acumulado los Vegallana en su famosa quinta, sin fijarse en nada más que gozar. Vivía allí como en un baño, en cuya eficacia creía.

Palabra del Dia

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