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Actualizado: 8 de junio de 2025
En una isla donde había quinientos mil, «vio con sus ojos»los indios que quedaban: once. Eran aquellos conquistadores soldados bárbaros, que no sabían los mandamientos de la ley, ¡y tomaban a los indios de esclavos, para enseñarles la doctrina cristiana, a latigazos y a mordidas!
¿La reina en persona...? ¿Creéis que la reina haya podido ir á casa de la señora María de noche y sola? Yo ya no me admiro de nada, señor Francisco, de nada; además que la dama tapada ofreció como seguridad de los mil y quinientos doblones, mejor, de los tres mil doblones, un recibo en forma de puño y mano de la reina, firmado por ella misma.
Sus geroglíficos dicen que fué principiado bajo Rhamsés II, mil quinientos cincuenta años antes de la venida del Salvador, y concluido en el reinado de su hermano Rhamsés III, que la historia conoce bajo el nombre de Sesostris, que fué el rey más grande de todo Egipto, el rey más grande de toda el Asia. De modo que esa piedra tiene tres mil cuatrocientos trece años.
Cuando esta mañana encontré sobre la mesa la carta que viste en que se me avisaba que don Rodrigo llevaba siempre sobre sí mis cartas, y se me ofrecía darme esas cartas por mil y quinientos doblones, me propuse averiguar quién era el que de tal modo, burlando el particular interés de la duquesa de Gandía y la presencia de la servidumbre, lograba penetrar hasta mi dormitorio.
Dan prueba de ello el estilo fácil y castellano castizo con que su libro está escrito; la gran copia de noticias curiosas é interesantes que el libro contiene sobre la vida y las obras, de quinientos ó seiscientos autores, y la multitud de composiciones, muy raras ó inéditas, que en sus páginas encierra. Sin duda el Sr.
Ahora bien; esa miserable tenía celos de la reina... celos de Calderón... el tío Manolillo quiso matar á don Rodrigo, y para ello pidió á la reina los mil y quinientos doblones; cierto es que prometió rescatar las cartas, pero acaso si hubiera muerto ó herido á don Rodrigo, hubiera ido á llevar esas cartas á la Dorotea en vez de llevarlas á la reina.
13 Y bajo la mano de éstos estaba el ejército de guerra, de trescientos siete mil quinientos guerreros poderosos y fuertes para ayudar al rey contra los enemigos. 16 Mas cuando fue fortificado, su corazón se enalteció hasta corromperse; porque se rebeló contra el SE
Y él contestaba en sus adentros: ¡sí vuelvo á España! Efectivamente volvió. Antes disponia de quinientos millones: ahora, de mil. ¿Cómo lo hizo? Á esta pregunta contesto yo con otra pregunta: ¿cómo hizo Galileo para hallar modo de pesar el aire?
Tomó el padre Aliaga un papel y escribió en él lo siguiente: «Señor Pedro Caballero: Por la presente pagaréis ochocientos ducados al señor Alonso del Camino, los que quedan á mi cargo. Fray Luis de Aliaga.» Y dió la libranza á Camino. He dicho quinientos ducados, y esto tirando por largo, y aquí dice ochocientos.
Se publican con regularidad más de quinientos periódicos, muchos de los cuales pertenecen a colonias extranjeras, de modo que un extranjero de cualquiera nacionalidad puede leer las noticias diarias en su propio idioma. El servicio de agua, el de alumbrado eléctrico y de gas, la fuerza de policía y el departamento de bomberos están admirablemente organizados.
Palabra del Dia
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