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Actualizado: 23 de junio de 2025


Y la voluntad de los hados era, indefectiblemente, que los gallos de Apolonio quedasen muertos o malferidos.

Era lástima que sus brazos y hombros quedasen al descubierto en su deslumbrante desnudez; la severidad de su actitud sufría una alteración. Pero no podía hacerlo de otro modo. En la mesa fue colocada a la izquierda de Jacobo, que tenía a su derecha a la señora de Hermany.

Recordaba con remordimiento los animales de lujo de la estancia de su padre, novillos enormes, con el lomo plano como una mesa, casi sin cuernos, de reducido esqueleto y exuberantes carnes, verdaderas «montañas de biftecs», como él decía... Luego pensaba en los milagros de la irrigación, cuando las tierras bajas de su estancia quedasen fecundadas por las aguas del río.

Maltrana pensó que alguna vez la hoguera, falta de nuevos combustibles, se extinguiría poco a poco; y cuando sólo quedasen rojos tizones y las tinieblas voraces invadiesen el círculo de luz, vendría la gran pelea, la lucha en la sombra, el empujón arrollador de la muchedumbre, el asalto de los engendros de la obscuridad, para apoderarse de todas las riquezas de los felices: de los bagajes que contienen el bienestar, monopolizado por ellos; de las armas, que son su mejor derecho.

Mandó Sancho despejar la sala, y que no quedasen en ella sino el mayordomo y el maestresala, y los demás y el médico se fueron; y luego el secretario leyó la carta, que así decía: A mi noticia ha llegado, señor don Sancho Panza, que unos enemigos míos y desa ínsula la han de dar un asalto furioso, no qué noche; conviene velar y estar alerta, porque no le tomen desapercebido.

El infante tuvo su acuerdo por bueno, y ofreció de hacerlo, y á lo que yo puedo entender, movido de lástima de que Berenguer de Entenza, y Fernan Jiménez de Arenós quedasen en las manos de Rocafort, á quien el respeto del infante parece que detenia la ejecucion de su animo vengativo, quiso tentar si con esta detencion podia concertar estas diferencias, y dejarles con mucha paz y quietud, para que unidos y conformes pudiesen hacer mayores progresos, esperando siempre que obedecerian al rey, aunque por entonces lo hubiese rehusado.

Ricardo sintió profunda pena de que se quedasen allí, como si le ligase a aquella familia algún vínculo de amor, y tuvo deseos de decir a la mamá: «Señora, acabo de perder a mi madre; estoy solo en el mundo y no tengo a nadie a quien amar ni que me ame; ¿quiere usted llevarme a su casa como hijoLa puerta del carruaje se cerró de golpe, sonó la campanilla, se oyó el grito ronco de la máquina y el tren prosiguió la marcha con su traqueteo metálico que clamaba sin cesar en el silencio de la noche: ¡solo!, ¡solo!, ¡solo!

Gustaba de atravesar las aguas de los torrentes furiosos, o de volar sobre las olas del Oceano iracundo; me encontraba ufano de ejercitar mi fuerza contra los corrientes rapidas; gustaba durante la noche de observar la marcha silenciosa de la luna y el curso brillante de las estrellas; miraba fijamente los relampagos durante las tempestades hasta tanto que mis ojos quedasen deslumbrados, o bien escuchaba la caida de las hojas cuando los vientos del otono venian a despojar los bosques.

Los Turcos, y Turcoples viendo que los Catalanes, y Aragoneses sus compañeros habian acabado su peregrinacion, y que estaban resueltos de fundar en aquel Estado su asiento y vida, deseosos de volver á la patria, determinaron de apartarse de nuestra compañía, y aunque les propusieron diferente partidos para que se quedasen, ofreciéndoles Villas, y Lugares donde descansadamente pudiesen vivir, y participar igualmente con ellos del premio de sus victorias, ninguna cosa bastó á detenerles; porque decian que ya era tiempo de volver á su Tierra, ver sus amigos y deudos, y mas hallándose con tanta properidad y riquezas como tenian, con las quales querian que su propia naturaleza fuese el centro de su descanso.

Así fue que cuando se le ofreció por yerno, el buen padre enmudeció, profundamente conmovido por el gozo que sintió en su corazón, y sólo suplicó a Stein cogiéndole la mano, que por Dios se quedasen a vivir en la choza; en lo que consintió Stein de mil amores.

Palabra del Dia

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