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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Clara, la hermana mayor, es pacífica y callada, y dice que á todo prefiere el silencio del claustro. Eugenia, la menor, es, al contrario, más viva y resuelta, agradándole el trato del mundo, razón suficiente para que su padre se proponga casarla antes.
La de Leiva no es ni con mucho tan inconquistable. ¿Quiere usted que lo proponga a la señora doña María?... Nada se pierde... No sé si me recibirá; pero intentaré hablarla. Me favorece el que no sospecha nada de mí en el suceso de anoche. Es una buena idea. Sí... tampoco sería malo que yo me mostrase arrepentida de las atrocidades que le dije... no... ¡Oh, qué confusión, Dios mío!
No se crea que me proponga inculpar á los que han empleado la metáfora de la luz, ni que me lisonjee de poder definir la evidencia con toda propiedad: ¿quién expresa con palabras este fenómeno de nuestro entendimiento? Al querer emplear alguna, se ofrece la de luz como la mas adecuada.
Es necesario dominar los nervios y ordenar las ideas. Seguramente viene a hablarme de la pretensión de su nieto, Carlitos Nuezvana, el rey de los cipreses, respecto a Inesita, mi querida protegida, mi futura hermana. Quizá me proponga que la ayude a concertar el matrimonio. ¡Pobre señora! No sabe lo que ocurre. Confieso que la entrevista me resulta un poco imponente. No es para menos.
No desconozco que en un caso dado, tiene mas probabilidad de alcanzar un fin el que puede emplear cualquier medio por no reparar en ninguno, como le sucede al hombre malo; y que no dejara de ser un obstáculo gravísimo el tener que valerse de muy pocos medios ó quizas solamente de uno, como le acontece al virtuoso, á causa de que los inmorales son para él como si no existiesen; pero si bien esto es verdad considerando un negocio aislado, no lo es ménos que andando el tiempo, los inconvenientes de la virtud se compensan con las ventajas; así como las ventajas del vicio se compensan con los inconvenientes; y que en último resultado, un hombre verdaderamente recto llegará á lograr el fruto de su rectitud alcanzando el fin que discretamente se proponga; y que el inmoral expiará tarde ó temprano sus iniquidades, encontrando la perdicion en la extremidad de sus malos y tortuosos caminos.
Que no quiere, ni apetece otra cosa que el bien espiritual y temporal de todos ellos; que á este fin ha destinado en esta capital un hermoso colegio, en que sus hijos sean doctrinados y enseñados, costeando la real hacienda los maestros necesarios, para que se hagan tan sábios é instruidos como los mismos españoles; y que en esa atencion se les proponga deliberen enviar los suyos á este colegio, asegurándoles que serán bien tratados, queridos y regalados; cuyas insinuaciones no solo convendrá que las expresen á los caciques de aquella jurisdiccion los emisarios ó exploradores sobredichos, sino tambien el comisionado, el Gobernador de plaza, y aun el oficial ú oficiales á quienes se hubiere de encomendar el mando de las expediciones, el tiempo y cuando hubiese de llegar y pasar por sus terrenos.
Del propio modo puede V.S. prevenir al comisionado, que en atencion á haber declarado Domingo Monte-Alegre, natural de Chiloé, que el cacique Tanarailla, distante tres leguas del fuerte de Rio Bueno, le comunicó que un chilate se hallaba cautivo abajo de Osorno en los Juncos, en un parage nombrado Poyigué, que este sabe donde están los españoles, y que el cacique le ofreció lo llevaria, sí quisiese, á que hablase con él, á cuya propuesta asintió, pero que no lo ha vuelto á ver; proponga al mismo Monte-Alegre si se allana á reconvenir al cacique, para que lo lleve á hablar con su paisano, procurando se verifique la entrada de este español, si es que no se encuentra en ello riesgo de su vida, pues si es cierta la relacion del cacique, no hay duda que el cautivo, no solo dará razon del sitio en que existen los españoles y extrangeros, sino tambien del camino de Chiloé, y si le cautivaron los mismos indios Juncos, ó los de otras naciones mas avanzadas á aquella provincia, como de lo demas que tenga visto ó sabido, con motivo de haber vivido entre aquellos bárbaros.
Desde la rebotica, donde estaba trabajando, la vio pasar por la calle: «Allá va la nave. Siempre tan puntual a la citita. Doña Lupe furiosa, el pobre Rubín ido, y esta paloma volando al tejado del vecino. ¡Qué lejos está ella de que le he descubierto el escondrijo! Trabajillo me costó; pero me salí con la mía. Y no es que me proponga delatarla... cosa impropia de un caballero como yo.
La enseñanza que se proponga fijar en los espíritus la idea del deber, como la de la más seria realidad, debe tender a hacerla concebir al mismo tiempo como la más alta poesía. Guyau, que es rey en las comparaciones hermosas, se vale de una insubstituíble para expresar este doble objeto de la cultura moral.
Pasa la vida azotando las calles o leyendo allá en su cuarto libros de medicina. ¡Ya ve usted! ¿Para qué quiere él esos libros sin ser médico?... Pero yo no puedo estar dura con él aunque me lo proponga. Es tan obediente, tan sumiso, que me desarma. Un niño de seis años no estaría más sujeto que él a mi voluntad. Por supuesto que no abuso de este dominio.
Palabra del Dia
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