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Actualizado: 25 de junio de 2025
Yo hago otra cosa: miro todo y no leo casi nada; por otra parte, pienso que los diarios de hoy no llenan su objeto porque la volubilidad pública reclama asuntos nuevos todos los días y, así, no es posible la propaganda asidua en un propósito dado, desde que en cuanto un diario insiste en un mismo tema el público lo deja por aburrido y por «latero».
El joven del pelo por la frente inició la idea de que cantase don Serapio, y recorrió los diversos grupos del salón haciendo propaganda instantánea y satisfactoria de tan feliz pensamiento. Sí, sí, que cante don Serapio. Que cante don Serapio, que cante don Serapio. ¡Señores, por Dios! Estoy sumamente acatarrado. Mil gracias, señoras, mil gracias.
Acepté el trato; en ocho días, el viejo alquiló una tienda ésta , instaló el almacén y principió una propaganda de todos los diablos. Habrás visto en todos los periódicos unos carteles enormes anunciando que Ninon de Lenclos rejuvenecía a todas las viejas.
¿Hablaba así porque esa era la verdad, o porque, culpable, comprendía la eficacia de la defensa en tal forma? ¿Y también tenía usted que recurrir a ella por dinero? Zakunine alzó la frente al oír esa pregunta, y fijó bruscamente la mirada en los ojos del magistrado; pero en seguida los bajó otra vez, confuso. ¿Qué le ha retenido a usted en Zurich durante todo este verano? La propaganda.
Tenían para vivir, y se rendirían antes que ellos los que necesitaban el jornal para no morirse de hambre. El cura don Facundo se indignaba, no como contratista, sino como pastor del rebaño rebelde. No había religión, cada vez se entibiaba más la fe, y así andaba todo de perdido. La propaganda diabólica de los obreros de Bilbao había llegado hasta la gente sencilla y sufrida de la montaña.
Fué denunciado á la Inquisición como hereje de los peores, y preso en el castillo de Triana, se le formó proceso, del cual resultó que el tal Jaime no se contentaba con las herejías propias, que ya era bastante, sino que hacía propaganda de ellas, como diríamos hoy, habiendo hecho á muchos partidarios de sus opiniones.
Por una parte, la sagrada defensa de los trigos, y por otra, las asociaciones de propaganda católica y de religiosidad obrera, devoraban todo su tiempo. Era vicepresidente de unas Ligas, secretario de otras, y consideraba un deber sagrado no faltar a ninguna de sus reuniones.
Mis negocios van bien, señor Vicente dijo Maltrana contestando a su pregunta . ¿Y usted adónde va? ¿A la propaganda? El santo varón sonrió, guiñando con inocente malicia sus ojos pitañosos. No hay que descansar, señor de Maltrana.
Como por encanto hemos visto levantarse en aquella zona grandes pelmazos de ladrillo, de dudoso valer arquitectónico, que manifiestan cuán positiva es aún la propaganda religiosa, y qué resultados tan prácticos se obtienen del ahorro espiritual, o sea la limosna, cultivado por buena mano.
Pues hechos tendréis. ¿No sabéis que existe en Zaragoza un club, cuya influencia y prestigio alcanzan á todo Aragón? Ese club, llamado democrático, ha sido en dos años la más entusiasta y eficaz asamblea de la nación. Lo que allí se ha predicado bien lo sabéis. Las voces elocuentes que allí han resonado bien autorizadas son. La propaganda que allí se ha hecho ha llegado hasta aquí.
Palabra del Dia
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