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Actualizado: 25 de junio de 2025


Los obreros que entonces llevaban la voz en la propaganda revolucionaria habían muerto, o habían envejecido, o se habían dispersado, o estaban desengañados de la idea; la generación nueva no era clerófoba más que a ratos; era amiga de la taberna, no del club. Se hablaba sólo de revolución social; y ya se decía que los curas no son ni más ni menos malos que los demás burgueses.

La señorita de Pastor, ardiente defensora de los fueros gramaticales, prometióle hacer por todas partes propaganda de la tranvía; pero escapósele al bueno de don Casimiro que era el académico en cuestión don Salustiano Olózaga, y Leopoldina varió al punto de dictamen, exclamando muy enfadada: ¡Imposible que sea femenino!... Olózaga es un indecente amadeísta que ha impuesto a Thiers el Toisón de oro; y eso no se lo perdona ninguna alfonsina... ¡Pues no faltaba más!... ¡El tranvía se dice, y el tranvía se dirá!...

Se inclinaba a la propaganda moral, a la preparación de las conciencias; pero, naturaleza ardiente y viril, no había vacilado en descender hasta la acción si le hubiese sido necesaria. Y aunque de sus relaciones con el Príncipe nada se dijera de preciso, la sospecha de que fuera su querida se confirmaba.

¿Quieres que me resigne a veros vivir como masones? ¡Cuando empiezan ellas a comprender que lo que estaban haciendo no tenía perdón de Dios! Figúrate que has predicado en desierto, y no intentes más conquistas de almas. Para , antes que todo, está el reposo de la casa. Pues haz cuenta que nada hemos hablado. ¿Insistes en convertir esto en un infierno con tu ridícula propaganda?

La semana anterior le habían dado orden de despedir á todos los obreros que, trabajando en la descarga de los buques, profiriesen blasfemias ó se mostrasen interesados en la propaganda de doctrinas impías. ¡Cristo! ¡

No: aquel santo asilo de almas consagradas a Dios y a la propaganda piadosa, no debían nunca verse sujetas a miserables tributos, pesquisas de profanos malévolos ni vejaciones parecidas.

Desnoyers sabía un poco de alemán, como recuerdo de sus relaciones con los parientes que tenía en Berlín, y pudo atrapar algunas palabras. El comandante repetía á cada momento «paz» y «amigos». Un vecino de mesa, comisionista de comercio, se ofreció como intérprete, con la obsequiosidad del que vive de la propaganda.

En el carácter de los pueblos, los dones derivados de un gusto fino, el dominio de las formas graciosas, la delicada aptitud de interesar, la virtud de hacer amables las ideas, se identifican, además, con el «genio de la propaganda» es decir, con el don poderoso de la universalidad.

Con un entusiasmo que tenía sus remolinos que atraían las voluntades, Ana se consagró a la piedad activa, a las obras de caridad, a la enseñanza, a la propaganda, a las prácticas de la devoción complicada y bizantina, que era la que predominaba en Vetusta.

La menos parisiense, la menos vienesa, la menos joven y la menos elegante de todas ellas, ha hecho más para identificarnos con Europa que todos los profesores que han venido aquí en viaje de propaganda. Y yo creo firmemente que sería cosa de pensionarlas o, por lo menos, de darles una condecoración.

Palabra del Dia

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