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Actualizado: 16 de julio de 2025


Antójasenos que penetramos en una catedral gigantesca de la más sublime arquitectura, en cuyas majestuosas naves no osa aventurarse sonido alguno profano; el misterio de la Trinidad, alumbrado de luz mágica, yace encumbrado en el trono del altar; los rayos que despide y que la vista humana apenas puede soportar, llenan con su resplandor maravilloso inmensas columnatas.

Para formar una idea exacta de la literatura dramática de esta época, y conocer á fondo cuanto se refiere á ella y al teatro profano, debemos hablar también de ciertas producciones de forma dramática, denominadas libros morales ejemplares, que, á imitación de La Celestina, se escribieron en abundancia en los siglos XVI y XVII . La extraordinaria extensión de estas obras deplorables se oponía á que se representasen en el teatro; y si bien este defecto era común también á su modelo, faltábanles, en cambio, otras bellezas, que nos explican el influjo directo que ejerció en el teatro español, como su diálogo natural, aunque no desaliñado, y sus situaciones y aislados rasgos dramáticos.

A los ojos del profano vulgo, D. Marcos era siempre el mismo. Aconsejaba á los jóvenes, procurando guiarles por el camino de la alcantarilla. Daba su opinión siempre que se la pidieran, y no negaba elogios á los escritores noveles, siempre que fuesen de su escuela colorista, que era la escuela del betún.

El conjunto resulta alegre, profano, lujoso, bellísimo, como una fiesta de Verona ó de Ferrara en el siglo XVI. Construyóse en el reinado de Felipe II, y pertenece al Duque de Alba, en su calidad de Conde de Monterey.

Lady Bacon escribía á su hijo Antonio estas frases: «Lástima tengo de vuestro hermano, viendo que le acompaña en casa y en el coche ese Pérez, sanguinario, vanidoso, profano, dilapidador . Temo que semejante compañía desvíe la bendición del Señor Dios... Un miserable como él no puede llevar otra mira que vivir á expensas de Francisco

Vamos á pasar ahora «de lo religioso á lo profanoDurante el siglo XV fué también oficio socorrido el de juglar, los cuales ocupábanse en divertir á magnates y pecheros, recitando poesías y cantando al par que tañían sus instrumentos, todo esto mediante remuneración.

En él soñaba, en él se libertaba de la realidad, el rey legendario; en él sus miradas se volvía a lo interior y se bruñían en la meditación sus pensamientos como las guijas lavadas por la espuma; en él se desplegaban sobre su noble frente las blancas alas de Psiquis... Y luego, cuando la muerte vino a recordarle que él no había sido sino un huésped más en su palacio, la impenetrable estancia quedó clausurada y muda para siempre; para siempre abismada en su reposo infinito; nadie la profanó jamás, porque nadie hubiera osado poner la planta irreverente allí donde el viejo rey quiso estar solo con sus sueños y aislado en la última Thule de su alma.

Es lo cierto que mi padre, a pesar de la reputación que tiene de ser por lo común poco respetuoso y bastante profano con las mujeres, trata a ésta con un respeto y unos miramientos tales, que ni Amadís los usó mayores con la señora Oriana en el período más humilde de sus pretensiones y galanteos: ni una palabra que disuene, ni un requiebro brusco e inoportuno, ni un chiste algo amoroso de estos que con tanta frecuencia suelen permitirse los andaluces.

El amor de D. Jaime por las otras mujeres había sido profano y pecaminoso; el que a ella tenía era virtuoso y santo; para las otras había nacido de capricho, de vanidad, de extravío juvenil o de otras pasiones ilegítimas; para ella nacía el amor de D. Jaime del manantial más elevado y puro del alma, el cual, con su benéfica corriente, iba purificando el corazón de su amigo, borrando de él toda huella y toda mancha de las pasadas culpas y dejándole más limpio que el oro.

Vuelvo a pedir perdón; pero ¿quién no conoce en el día algún sacerdote de esos que queriendo pasar por hombres despreocupados, y limpiarse de la fama de carlistas, dan en el extremo opuesto; de esos que para exagerar su liberalismo y su ilustración, empiezan por llorar su ministerio; a quienes se ve siempre alrededor del tapete y de las bellas en bailes y en teatros, y en todo paraje profano, vestidos siempre y hablando mundanamente; que hacen alarde de...? pero nuestros lectores nos comprenden.

Palabra del Dia

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