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Por no separarse de su mujer, a cambio de las migajas de su amor, sufría aparentando desconocer su vilipendio, se burlaba de otros maridos infortunados, pretendiendo garantizar con la osadía la falta de vergüenza; hizo papel de engañado, y así, insensiblemente, fue pasando de la debilidad a la costumbre y de la costumbre al envilecimiento, hasta ser un ejemplar extraordinario, un caso de ceguera moral inverosímil y absurdo.

Y por la atracción del contraste, miró un momento con ojos compasivos al conde de los palacios desamueblados, al nieto del protector de Miguel Ángel, que la hablaba de amor, pretendiendo separar su atención de las cosas interesantes que se desarrollaban sobre la blanca pantalla.

La primera necedad Dicen que no es de temer, Sino las que van tras ella, Pretendiendo deshacella. 95 Los padres obedecer Es mandamiento de Dios. DO

Garay, que del Perú viene huyendo, Habiéndole Valero con presteza Seguido, y estorbarle pretendiendo La entrada, al Argentino sin pereza Camina: mas Valero le siguiendo, Sentido ha sido dél. ¡Cuanta tristeza El pobre de Valero ha recibido, Por ver que de Garay fuera sentido! Valero una jornada atras camina, Garay envia por él con tres soldados.

19 el atesorar para buen fundamento para en lo por venir, que echen mano a la vida eterna. 20 Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, y apartase de las voces profanas de vanas cosas, y los argumentos del vano nombre de ciencia; 21 la cual pretendiendo muchos, fueron descaminados acerca de la fe. La Gracia sea contigo. Amén.

Partiría a la mañana siguiente, aprovechando el viaje de vuelta del mismo vapor que había traído la carta. El recuerdo de Margalida surgió en su memoria, pretendiendo retenerle en la isla.

Este prodigio de los pescaditos iba seguido casi siempre de lo que él llamaba el milagro del peixòt, pretendiendo con el peso del tal pescadote aplastar las dudas de la impiedad. La galera de Alfonso V de Aragón el único rey marino de España chocaba al salir del golfo de Nápoles con un peñasco oculto, cerca de la isla de Capri.

Y con palabras cada vez más fuertes estrechaba a Luis, pretendiendo obligarle a que aceptase su solución. El señorito se defendía con la angustia del que se ve acorralado. Te ofuscas, Fermín decía. Yo veo más claro que ... Y para salir del paso, pretendía dejar la conversación para el día siguiente.

En los días de gran mercado, las mujeres del campo, que venían á la capital montadas á estilo de hombre en sus caballejos de largo pelaje, admiraban al célebre policía. Le llamaban don Morales, poniendo el don ante el apellido, como es de uso en el país. Todas ellas palidecían al ver al héroe, pretendiendo atraerlo con las más dulces miradas de sus ojos oblicuos.

Eso es malo, eso es despreciar los caminos naturales de la piedad, es despreciar con orgullo egoísta la sana moral, pretendiendo, por abismos y cieno y toda clase de podredumbre, llegar a donde los justos llegan por muy diferentes pasos. Dispénseme si hablo con esta severidad: en este momento es indispensable.