Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 20 de junio de 2025


Mi tía Medea era muy dada a la política; ella pretendía tomar parte en el Gobierno, y era, por consiguiente, amiga de la situación. La época en que yo me criaba era muy agitada. Hacía poco tiempo que se había dado la batalla de Pavón. Quería mi tía llevarlo todo a sangre y fuego, y su divisa era «o por la ley o por la fuerza».

Si creyéndola víctima de la crueldad del otro, le había dado toda la compasión de que su corazón era capaz, ¿no debía, cuando ya el voluntario sacrificio la había rehabilitado, darle una compasión más ardiente aún, la compasión aliméntala por el remordimiento? Toda la seguridad de los juicios se volvía entonces en su contra. ¿Quién era él, que pretendía condenarlo?

Haciendo un signo á sus acompañantes para que no la siguiesen, se fué aproximando Elena á la pradera donde estaban los dos jóvenes. Celinda la vió llegar antes que el ingeniero, y haciendo un gesto hostil volvió la espalda. Al mismo tiempo ordenó á Watson que le ajustase al pie una de sus espuelas, que pretendía llevar suelta.

En aquel momento solicitaba su mano un conde del país, de una palidez aceitunada y ojos de brasa, el cual permanecía días enteros en el salón de espera del hotel, lo mismo que un empleado de agencia de viajes, para acompañarla en todas sus salidas. Mina era la vigésima millonaria americana á la que pretendía elevar, ofreciéndole su corona condal.

El domador iba a seguir, pero viendo que el efecto de curiosidad en el público estaba conseguido y que la multitud pretendía pasar sin tardanza al interior del circo, gritó: La entrada no cuesta más que un real. ¡Adelante, señores! ¡Adelante! Y volvió a atacar con el cuerno de caza un aire marcial, mientras el viejo ayudante redoblaba en el tambor.

Mientras que Silas y Eppie estaban sentados en el banco de césped conversando a la sombra recortada de una encina, la señorita Priscila Lammeter se resistía a aceptar los argumentos de su hermana. Esta pretendía que valdría más tomar el en la Casa Roja y dejar que durmiera una buena siesta el señor Lammeter, que partía para las Gazaperas con el cabriolé así que terminara la comida.

Empezaba a creer que había nacido para cumplir una misión histórica, según afirmaban sus aduladores. Al marcharse á la guerra, sólo sabía trazar su firma como un jeroglífico, y aun esto lo había aprendido durante unos meses que pasó en la cárcel á causa de ciertas puñaladas recibidas por alguien que pretendía casarse con la que ahora era su mujer.

Visito a Adolfo; siempre fui su amigo... No veo nada de particular en ello... Y, por otra parte, las señoritas de Itualde son dos: ¡Con las dos no he de casarme!... Al principio explicó el juez de paz se creyó que usted pretendía a la mayor, a Laura. Después hemos sabido que es a la Coca... ¿Cómo han podido saber tal cosa?

Algunas veces, el corazón tiene necesidad de decir: «Quiero». A lo menos me lo figuro por haberme sucedido ya una vez continuó, titubeando más todavía en torno de un recuerdo que a los dos nos traía a la mente la historia de su casamiento. Dicen que una marquesa de principios de siglo pretendía que por fuerza de la voluntad podía evitarse la muerte. Acaso si murió fue porque se distrajo.

Gracias a él, las señoras de ambos lados venían a visitarlas, atraídas por el brillo purpúreo de su faja de seda y el esplendor de su cruz de oro. Y Monseñor, sonriendo bonachonamente, se esforzaba por mostrarse galante y pretendía entretener al femenil concurso con chistes aprendidos en el seminario y recuerdos de sus estudios clásicos.

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando