United States or Maldives ? Vote for the TOP Country of the Week !


Majestuosamente sentado sobre sus cuatro remos, el perrazo negro presenciaba con atención solemne aquel acto, retratando en sus pupilas de endrina la llama movible que se comía, sin hartarse, las páginas del ignorado drama. Cuando la llama se extinguía, lamiendo las últimas cenizas, Saúl bostezó con soberano fastidio. Y no hubo más.

De vez en cuando, del fondo de la carroza salía rápidamente otro máscara que quería representar al conde de Onís, daba un beso a Fernanda, se lo devolvía ésta a espaldas de Granate, y tornaba a ocultarse con la misma celeridad. Como quiera que esta payasada se ejecutó en la calle de Altavilla, delante de la misma casa de Estrada-Rosa, el escándalo fue enorme, el gentío que la presenciaba inmenso.

Fray Miguel tomó la copa, y, casi de un solo trago, apuró todo el licor que contenía. El hermano Tiburcio que lo presenciaba y miraba todo en silencio, aproximó un taburete e indicó por señas a Fray Miguel, que en él se sentase. En seguida tomó en los dedos cierto linimento oloroso, que había en un pomito de vidrio, y ungió con él lo más alto de la cabeza, la frente y las sienes del fraile.

Era importante ocupación para Cecilia hacerles plato, anudarles la servilleta, servirles agua y vigilar «que no hiciesen cochinetas». Gonzalo, cuando estaba en casa, presenciaba con deleite la refacción: se mantenía en pie como un magiar detrás de las sillas de sus hijas. Después, era preciso llevarlas a la cama.

Parecía ella una sacerdotisa y él un acólito de aquel culto platónico. El mismo don Fermín, las veces que presenciaba aquellas ceremonias, sentía un vago respeto supersticioso, sobre todo si contemplaba el rostro de su madre, más pálido entonces, algo parecido a una estatua de marfil, la de una Minerva amarilla, la Palas Atenea de la Crusología.

D. Álvaro, en esta época, disfrutaba siempre de mejor humor, y solía, mientras presenciaba, sentado sobre la hierba, los trabajos de la gente, contarles alguna anécdota chistosa de su juventud ó dar un poco de cantaleta con pesadez cómica á alguno de sus criados. El conde de Trevia vió á Laura, como hemos dicho, á su vuelta de Francia.

No se la podía regañar, y en el colegio la maestra tenía orden de no imponerle ningún castigo ni exigir de ella aplicación y trabajo. Si durante el día presenciaba algo que excitase su sensibilidad o se contaban delante de ella casos lastimosos, por la noche lo reproducía todo en su agitado sueño.

La explicación de la portera saltó de ventana en ventana hasta el último piso. El ruso movió la cabeza con expresión fatal. La infeliz no había dado sola el salto de muerte. Alguien presenciaba su desesperación: alguien la había empujado... ¡Los jinetes! ¡Los cuatro jinetes del Apocalipsis!... Ya estaban sobre la silla; ya emprendían su galope implacable, arrollador.

En haciéndose el silencio, un escudero, que presenciaba el desafío, gritó: ¡Aquí! ¡Ayuda a mi Señor! Traigan en seguida un mulo; que se le está viendo el dolor, a pesar del disimulo. No pudo el escudero concluir la cuarteta, porque antes de acabar el tercer verso, el coro de estudiantes interrumpió, ingiriendo un consonante de su cosecha. A la segunda vez, el escudero dijo la cuarteta de corrido.

El 20 de Octubre, un día antes de Trafalgar, Napoleón presenciaba en el campo de Ulm el desfile de las tropas austriacas, cuyos generales le entregaban su espada, y dos meses después, el 2 de Diciembre del mismo año, ganaba en los campos de Austerlitz la más brillante acción de su reinado.