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Actualizado: 29 de julio de 2025
Mira aquel preciado de lindo, o aquel lindo de los más preciados, cómo duerme con bigotera torcidas de papel en las guedejas y el copete , sebillo en las manos , y guantes descabezados , y tanta pasa en el rostro, que pueden hacer colación en él toda la cuaresma que viene.
Iba por la calle de Preciados cuando oí una voz que decía: «Señorito Miquis, señorito Miquis». Volvime y vi a tu tía, la sin par Sanguijuelera. «¿No sabe usted me dijo que hemos encontrado a la fiera perdida?...». «¿A quién?». «A Pecado». Allá en su lengua especial me contó que le habían dado noticias de tu hermano otros muchachos.
De la calle del Carmen pasó a la de Preciados, sin perder ni un momento el instinto de la viabilidad. Atravesó la Puerta del Sol por frente a la casa de Cordero, y ya la tenéis subiendo por la calle de Correos hacia la plazuela de Pontejos. Ya llegaba, y a medida que veía más cerca el objeto de su viaje, parecía como que se le iba acabando la cuerda epiléptica que la impulsaba a la febril marcha.
Los cuerpos de los santos o sus reliquias llevan los reyes sobre sus hombros, besan los pedazos de sus huesos, adornan y enriquecen con ellos sus oratorios y sus más preciados altares... ¿Qué quieres que infiera, Sancho, de todo lo que has dicho? -dijo don Quijote.
Al menos se requería contemplar a Elisa muy de cerca a fin de advertir sobre su rostro alguna levísima huella del tiempo que había pasado. Contábanse tales prodigios acerca del poder seductor de Elisa, que hasta los hombres más fatuos y más preciados de invulnerables temían enamorarse si llegaban a tratarla mucho.
Cuidóse, pues, el insigne sevillano de salvar de la destrucción preciados monumentos escultóricos que sirviesen de ornamento á su Palacio, y á Sevilla envió gran número de estátuas antiguas de Roma que le dió el Pontífice Pío V, las cuales, dice Zúñiga, se ven en el patio y jardin de su palacio, con otras muchas insignes antiguallas, entre ellas unas que se afirman ser las estátuas mutiladas de Pasquino y Marfrodio, tan mentadas de Roma, en que nunca faltará su memoria, y el sitio que ocuparon destinado á los libelos y Pasquines, no fáciles de hacer callar, ni al castigo ni al escarmiento.
Todas estas preciosidades y otras muchas que aquí no se ponen para que no parezca inventario este escrito, no evitaban que los maldicientes, los descontentadizos y los muy preciados de pertenecer a la flor y nata de la high-life o de la smart-set, calificasen de interlopes y de rastaquouères, tanto la escena que acabamos de presentar, como las personas que en ella aparecían.
Las proezas y aventuras de los expedicionarios ingleses y de su indomable capitán, las descripciones interesantísimas de tipos y costumbres de la época, los múltiples incidentes de aquellas marciales jornadas, ora sangrientos y heróicos ora altamente cómicos, todo en suma, está ideado y referido con tal naturalidad, con exactitud y gracia tantas, que hacen de este libro una obra acabada y uno de los más preciados timbres de la fama literaria de su autor.
Ni por sacrificar otras comodidades a los trapos, ni por exhibirse sin medida al balcón y en los paseos, ni por asistir a los saraos de Quiñones con una constancia digna de ser premiada, pudieron lograr hasta la hora presente los dones preciados de Himeneo.
Del éxito de mis esfuerzos para realizar el programa antes trazado, se juzgará más adelante. Vuestra Majestad está conquistando preciados lauros me dijo, dándome por primera vez aquel alto tratamiento. Como uno de los príncipes de Shakespeare, Vuestra Majestad se ha transformado por completo al convertirse en Rey. Dos cosas te ruego, prima mía le contesté.
Palabra del Dia
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