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Actualizado: 17 de junio de 2025


Impresionados todos por el silencio de la noche, el blando vaivén de la barca sobre la superficie elástica del río y el suave rumor de los insectos que cantaban en las praderas de las márgenes, comenzamos, sin darnos cuenta, a bajar la voz. Al poco rato no se oía en la falúa más que cuchicheos y rumor de risas comprimidas.

En él hay descripciones bien hechas y sin duda fieles, de la vida rústica de la Pampa, de aquellas fértiles praderas y de las costumbres, lances y amores de los campesinos o gauchos. Refiere la mala aventura de un pallador llamado Nastasio, a quien un tremendo huracán destruye y quema la cabaña y mata a la mujer y a los hijos.

En el ínterin, mucha leña a mano y buena lumbre sin cesar. Antes de salir de la cocina, miré por los cristalejos de la puerta que da al balconazo de aquella fachada, y vi que continuaban ennegreciéndose los celajes y que ya blanqueaban un poco los picachos de enfrente y hasta las praderas del valle por algunos sitios.

Al virginiano y al yankee ha sucedido, como tipo representativo, ese dominador de las ayer desiertas Praderas, refiriéndose al cual decía Michel Chevalier, hace medio siglo, que «los últimos serían un día los primeros». El utilitarismo, vacío de todo contenido ideal, la vaguedad cosmopolita y la nivelación de la democracia bastarda, alcanzarán con él su último triunfo.

Los montes que lo estrechaban estaban vestidos de árboles, dejando entre su falda y la vía férrea hermosas praderas de un verde esmeralda. Andrés contemplaba con júbilo aquel exuberante follaje, que en la vida había visto, comparándolo con la empolvada pradera de San Isidro.

Si en el primer momento no puede uno ménos que hacerse la reflexion que he apuntado sobre la inquietud del espíritu del hombre, al salir de la ermita y aspirar de nuevo el aire embalsamado del bosque y las praderas, sabiendo ya que la obra se debe al trabajo paciente y prodigioso de un solitario, infatigable en cavar durante veinte años, tambien se dice uno con orgullo y consuelo: Si el genio humano y el trabajo pueden producir una obra tan notable en lo inútil, qué no han de producir cuando los inspira una idea fecunda y una gran necesidad de creacion!

Últimamente tomó afición a una finca de labor y recreo que poseía en las inmediaciones de la población y comenzó a mejorarla notablemente. Denominábase la Granja: distaba poco más de dos kilómetros de Lancia: tenía una casa grande y vieja y destartalada: a espaldas de ella un hermoso bosque de robles y delante grandes y feraces praderas.

Guardaba los toros adquiridos por el empresario, unas veces en la dehesa de la Muñoza, otras, cuando el calor era excesivo, en las praderas de la sierra de Guadarrama. Los traía al encierro dos días antes de la corrida, a media noche, atravesando el arroyo Abroñigal, por las afueras de Madrid, con acompañamiento de jinetes y vaqueros.

Pero aquellas palabras le hicieron considerar más tarde, cuando se retiró a su casa, que estaba causando mucho mal a Rosa: se echó justamente la culpa de lo que la pasaba: convino consigo mismo en que su comportamiento dejaba mucho que desear en la ocasión presente: consideró que sería más noble apartarse de ella pronto, antes que sintiese un verdadero y fuerte interés por él; y, por último, falló que a los quince días justos, a contar del de la fecha, se despediría de aquellas altas montañas, verdes praderas y río cristalino, para la villa y corte de Madrid.

Al sur se ven los valles del Ródano y el Arve, que se confunden á corta distancia de Ginebra, girando en direccion á la baja Saboya ó las provincias de Annecy y Chambery, y dominados por los contrafuertes alpinos y jurásicos, ostentándose en sus hoyas las gracias de la vegetacion artificial y las praderas, las altas curvas de los bosques de pinos y los grupos de algunas poblaciones.

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