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Actualizado: 6 de noviembre de 2025
Pero lo más hermoso de Fortuna eran los ojos, en donde resplandecía la inteligencia, sobre todo cuando sentado sobre sus patas traseras miraba fijamente a Juanito como deseando adivinar sus pensamientos para ejecutarlos. Una tarde el abuelo y el nieto fueron a ver una viña rodeada de almendros que se había plantado la misma semana del nacimiento de Juanito y que en el pueblo llamaban La Juanita.
También hemos propuesto quedarnos, aunque con dolor, bajo el dominio de Portugal, y á esto se nos responde que si nos quedamos ha de ser sólo para ser jornaleros y esclavos de los portugueses, sin que tengamos dominio en nuestras casas que hemos fabricado con nuestro sudor y trabajo y sin que seamos dueños de un palmo de tierra para sembrar los granos necesarios para nuestro sustento, ni licencia para coger una hoja de los hierbales que hemos plantado con nuestras manos y regado con nuestro sudor, y todo esto se nos niega al mismo tiempo que á los portugueses que han de dejar la colonia se les concede libremente que si quieren se queden bajo del dominio de España sin perder la posesión de sus casas y bienes, y si quieren salir tienen libertad para venderlas ó donarlas como legítimos dueños de ellas.
Cuando yo salí de Rio Janeiro para regresar á Europa, estaban escriturados Tamberlik y la Dejean. Otra de las plazas que merecen mencionarse es la del Rosario, espaciosa, regular, y con mas proporciones que la del Provisorio. Tiene cuatro fachadas de casas regulares, y en el centro han plantado algunas docenas de árboles que la completan y hermosean.
Jacobo apretó cordialmente entre las suyas la mano que la dama le tendía, y le contestó con no menor cariño y agasajo: ¡Ya lo creo que me acuerdo!... Los encuentros contigo no se olvidan fácilmente... Pero tú sí que te has plantado en los veinticinco años: siempre tan... ¡Jacobo, por Dios!... Que abofeteas a la verdad por decir una galantería. ¿No me ves la cabeza?... ¡Blanca!
Siendo pues evidente que la cosecha de la cascarilla está destinada á ser uno de los ramos mas seguros de las rentas del Estado, convendria mucho que las autoridades reglasen el modo de practicar el corte, dictando para ello ciertas ordenanzas, cuyo principal objeto fuese poner un término á la destruccion que se generaliza y cunde por todas partes, dejando marcada en algunas la huella de su tránsito, con la ausencia total de los árboles que la mano de la naturaleza habia plantado.
En un espléndido día de mayo, Juan hace su entrada en la aldea de Marienfeld. El honrado Franz Maas, que durante el otoño último se ha establecido como panadero, está plantado delante de su tienda, con las piernas abiertas, mirando con complacencia como se balancean dulcemente las rosquillas de hojalata, arriba de su puerta, a impulsos de la brisa del mediodía.
Adivinaba, al otro lado del tabique, el insomnio de Mariquita; oía el continuo revólver de su cuerpo en la cama, prorrumpiendo en suspiros dolorosos. Poco después del alba, Fermín salió de Marchamalo, dirigiéndose a Jerez sin despedirse de su familia. Al bajar a la carretera, lo primero que vio junto al ventorro fue a Rafael, sobre su jaca, plantado en medio del camino, como un centauro.
Juan no veía ya más que el impecable traje de Martholl que permanecía plantado allí, completamente inconsciente de la tormenta que levantaba en el corazón de otro, su presencia delante del ídolo. ¿Aquel hombre estaría siempre a su lado? Juan había temido la llegada del que ella prefería; pero nunca se había imaginado el desgarramiento de su alma ante el hecho consumado.
Queremos en nuestro jardín árboles que hayamos plantado nosotros, guiándolos desde que son tiernos... Y tú, hija mía, ¡con qué calor defiendes á ese hombre! Veo que el peligro era más grave de lo que creía. Si persistes en esa mala pasión, contra la voluntad de tus padres y de tu director espiritual, estás en pecado y no podré darte la absolución. ¿Entiendes?...
¡Ca... ramba! exclamó echando un terno, ¡maldita suerte la mía! ¿he de estar condenado a vivir siempre separado de ella? Con gesto de mal humor, dió los dos pesos de la tía a Agapo, recomendándole que no fuera a emborracharse, y allí mismo le dejó plantado, siguiendo la calle de Moreno a buen paso. La verdad es que tenía por qué quejarse de su estrella.
Palabra del Dia
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