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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Cuando la mujer da en torcerse, como la tuya, mucho palo; si con él no sale á flote, ó échala á pique de una vez, ó cuélgate de una gabia. ¡Si le digo á usté, hombre de Dios, que la he solfeao too el cuerpo á leña; que le he puesto la cara á morrás más negra que la tinta de un magano!...
-Ahora, señor -replicó don Quijote-, si vuesa merced no quiere ser oyente desta que a su parecer ha de ser tragedia, pique la tordilla y póngase en salvo.
Allí se juega con furor, se suelen hacer enormes ganancias en pocas horas, aunque por regla general los amateurs salen con los bolsillos limpios, y con deudas de ribete, y la vanidad y la codicia se ofrecen en su desnudez; siendo muy notable sobre todo el entusiasmo con que las mujeres solicitan los favores de la suerte. ¡Desgraciado el que se pique de galante al lado de aquellas jugadoras cubiertas de encajes, cuando la suerte les es adversa!
Por un pique que no merece la pena de mentarse, por una miseriuca... Quedó serio repentinamente Nolo. Sus ojos adquirieron una expresión altiva y desdeñosa, y mirando por encima de las cabezas de los enviados hacia lo alto profirió con voz firme: No has faltado á la verdad, Quino, cuando has dicho que siempre hemos estado juntos en las bullas.
En seguida clavó su vista en la Crónica parlamentaria; y entonces estuvo a pique de morirse de repente, al leer, entre otros, nada lisonjeros para él, estos renglones: «La proposición del diputado Peñascales, célebre desde ayer en los fastos parlamentarios, es una verdadera monstruosidad en la forma y en el fondo; y bien seguro es que no hubiéramos dicho de ella lo que dijimos al anunciarla, si la hubiéramos conocido entonces como la conocemos ahora.
Tenga cada acto cuatro pliegos solos, Que doce están medidos con el tiempo; Y la paciencia del que está escuchando. En la parte satírica no sea Claro ni descubierto, pues que sabe Que por ley se vedaron las comedias Por esta causa en Grecia y en Italia; Pique sin odio, que si acaso infama, Ni espere aplauso ni pretenda fama.
Los viejos jugaban al piqué; las viejas al boston, presididas por la Vizcondesa. El recaudador de contribuciones jugaba al billar con el alcalde, y Cecilia, agrupando en torno suyo a los jóvenes, propuso pasar el tiempo en juegos de prendas, lo que se aceptó con entusiasmo. Los juegos de prendas están aún de moda en las provincias, sobre todo en la de los Bajos Pirineos.
Un nuevo personaje se mezcló en esta escena violenta. Era el señor Antonio el Morenito, apiadado de los lamentos de aquellas gentes y furioso de la dureza de los alemanes. ¡Por vía e Dió! Esto es pior que la Inquisisión... Y esto quien lo arregla e un servior, aunque er buque se vaya a pique.
¡Hija de Dios! exclamó entonces la rapazuela con un estirón de faldas hacia la rodilla, mientras se llevaba hasta la boquita risueña la otra mano a medio cerrar . ¡Y yo que estuve a pique de tuteále, cuando ahora, por la cuenta, me sale tío! Podría no ser todo esto rigurosamente «correcto»; pero a mí me resultaba muy entretenido.
Todo el paisanaje se lanzó a escape tras los competidores entre los que desde el «pique» hizo «punta» el «malacara» montado por Juancito el peón de la caballeriza solicitado al efecto por su dueño con la promesa de darle dos pesos si ganaba la carrera.
Palabra del Dia
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