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Actualizado: 12 de junio de 2025
Además, piense, doctor. ¡Cuando se ha estado en mi posición, cuando uno ha comido en vajilla de plata con sus armas... verse reducida á la caridad y á ser el juguete de los criados! No se sabe todo lo que yo sufro en esta casa ni se sabrá jamás. Cuando uno tiene orgullo, sufre sin quejarse; es por esto que me callo, aunque no deje de pensarlo.
Y si usted quiere que no espere, que no alimente más esperanzas, trataré de olvidarla. Difícil ha de ser destruir la esperanza que rige nuestra vida; y piense usted que mi placer, mi orgullo, mi vanidad, consisten en ser tal como usted desea...» Todo había desaparecido de nuestra vista: la blancura de las nubes, la negrura de los montes se borraban y se confundían en un gris uniforme.
Piense, señor, que es usted todavía un hombre relativamente pobre, pero que dentro de media hora será más rico de lo que se ha forjado en sus más extravagantes sueños... que tendrá millones, como sucedió con Burton Blair. Le atendía atónito, dando apenas crédito a lo que mis oídos escuchaban. Sin embargo, ¿para qué me servía poseer riquezas fabulosas, ahora que había perdido a mi amor?
Si no, dígame, así Dios le saque desta tormenta, y así se vea en los brazos de mi señora Dulcinea cuando menos se piense... -Acaba de conjurarme -dijo don Quijote-, y pregunta lo que quisieres; que ya te he dicho que te responderé con toda puntualidad.
Se lo aseguro... Pero hijo; en mí no piense usted; seremos amigos, nada más que amigos... ¿Pero llora usted? Vamos... béseme la mano, se lo permito... como en aquella noche: así. Yo sólo podría ser de usted por el amor, pero ¡ay! nunca llegaré a enamorarme del atrevido Rafaelito. Soy vieja ya: en fuerza de gastar el corazón, creo que no le tengo... ¡Ay, pobrecito bebé mío!
Y, por fin y remate de todo, romperme mis cueros y derramarme mi vino; que derramada le vea yo su sangre. ¡Pues no se piense; que, por los huesos de mi padre y por el siglo de mi madre, si no me lo han de pagar un cuarto sobre otro, o no me llamaría yo como me llamo ni sería hija de quien soy!
Y no os digo más, que bien creo yo que con lo dicho me habéis comprendido, y a Dios os quedad y en mí pensad, pagándome en buena moneda el pensamiento enamorado y perdurable, que de vos en esta encendida alma vuestra me llevo.» ¡Ay, Florela! dijo la hermosa indiana, que no sé qué piense, ni qué tema, ni qué espere, ni qué haga, ni qué deje de hacer.
El franco y los céntimos trabajosamente ahorrados quedaban atrás de la popa, se perdían en el horizonte como algo vergonzoso que convenía olvidar. Eran el ensueño y la miseria de una humanidad anterior que afortunadamente no volvería a existir. Hay que ser prudente repitió Marcela ; piense usted en el negocio y no pierda el tiempo en amores.
He aquí lo que propongo: que dos hombres de los más sensatos aquí presentes vayan con vos a casa del señor Kench, el constable está enfermo en cama, según he oído , para pedirle que nombre a uno de nosotros su suplente; porque esa es la ley, y no creo que nadie piense en contradecirme sobre este punto. No queda muy lejos de aquí lo del señor Kench.
Me recomienda Vd. que piense en lo inestable, en lo inseguro de nuestra existencia, y en lo que hay más allá. Pero esta consideración y esta meditación ni me atemorizan ni me arredran. ¿Cómo he de temer la muerte cuando deseo morir? El amor y la muerte son hermanos.
Palabra del Dia
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