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Actualizado: 17 de julio de 2025


Y sin duda que al ver la suya en tiempo de los moros volvieron a su libertad y mala y fenecida ley, ya secta infame y caduca. Con más evidencia y claridad se convence la pertinacia de esta gente, con lo que sucedió más reciente.

Cuando la llegada de D. José María el boticario y de Osuna dio la señal de disolverse la tertulia, aún rodaba este pensamiento por su cerebro en busca de forma. La noche seguía encapotada y triste. El cielo dejaba caer con pertinacia una lluvia menuda y fría.

Y como la Madre de Misericordia, no tiene corazón para negar su piedad a los ruegos verdaderos, fueron millares los que unánimes con notable ternura y afecto se lo pidieron, estoy creyendo firmemente, que por esta puerta entró la luz y el calor, que empezó a esparcir las tinieblas y a derretir el duro hielo de su obstinada pertinacia.

Entonces le ofrescí que entrase mi galeota primero, descubriendo lo que había, y el canal, y no bastando esto, vista su pertinacia, envié á pedir á Juan Andrea con grandísima instancia, y con las mismas razones, que tuviese por bien de que se entrase por aquellos bajeles, y no le paresció; y como yo no llevaba mando ninguno sobre las cosas de la mar, como me desengañó bien en Mecina delante de D. Juan de Mendoza, y quizá por su consejo, hube de tener paciencia y por mejor lo que quería, que no porfiando con él ser causa de que sucediese algún disgusto y se volviese á Sicilia.

Sus ojos se animaron, adquirieron color sus mejillas, y la imperceptible y pertinaz tos, terrible alerta de la enfermedad, dejó su monótona y constante pertinacia. Todo respiraba alegría. Hasay únicamente estaba triste. Lola, entre los puros cristales del rocío de la mañana, buscaba la brillante rosa.

Cuidaba el celo del licenciado Salazar de exhortar á los moribundos, persuadiéndolos á que en su última agonia invocasen los dulces nombres de Jesus y de Maria, pero tuvo que lamentarse mucho su caridad á vista de la pertinacia con que espiraban.

»Fuí el primero que introduxo acabar las coplas como los sermones, con aquí gracia y después gloria, en esta copla de un cautivo de Tetuán: Pidámosle sin falacia Al alto Rey sin escoria, Pues ve nuestra pertinacia, Que nos quiera dar su gracia Y después allá la gloria. Amén. »Estaba viento en popa con estas cosas, rico, próspero y tal que casi aspiraba ya á ser Autor.

Hicieron traer aceite de Aparicio, y la misma Altisidora, con sus blanquísimas manos, le puso unas vendas por todo lo herido; y, al ponérselas, con voz baja le dijo: -Todas estas malandanzas te suceden, empedernido caballero, por el pecado de tu dureza y pertinacia; y plega a Dios que se le olvide a Sancho tu escudero el azotarse, porque nunca salga de su encanto esta tan amada tuya Dulcinea, ni lo goces, ni llegues a tálamo con ella, a lo menos viviendo yo, que te adoro.

Siempre, claro está, usando palabras corteses; nada de desaires, nada de enojos, nada de sentirse molestada por la pertinacia, pues el ciego no es responsable de no ver, y hasta merece simpatía cuando observamos que la causa de su ceguera está en que el foco del corazón le ofusca la vista de los ojos. ¿No merece un poco de piedad un ciego tan sublime?

El terror, el coraje, la pertinacia, el arrepentimiento y hasta la misma alegría, alternaban en aquellos rostros malditos.

Palabra del Dia

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