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Actualizado: 24 de junio de 2025
Llamo causa de Dios a la que en estos momentos representa el rey legítimo y católico en torno del cual se agrupan todos los que se escandalizan de ver perseguida la religión y vejados sus ministros, los que lloran al leer las infames blasfemias proferidas en el Congreso y repetidas diariamente por los periódicos, los que no quieren ver entronizada la impiedad en España, la tierra católica por excelencia, favorecida siempre por Dios con una sola fe y un solo culto.
Después se nos presenta en la escena Doña Inés, la hermana del matador, que se ve perseguida por los ruegos amorosos importunos de un hermano del muerto, á quien anuncia que se abstenga en lo sucesivo de visitarla en el instante mismo, en que recibe la noticia del homicidio y huida de Don Luis; y como se considera por esta causa sin protector contra las asechanzas y pretensiones de un amante odioso, resuelve, sin demora, disfrazarse de hombre y reunirse con el fugitivo.
Su Dulcinea era la patria; sus encantadores los enemigos políticos del periódico. Faltábale á su carácter la esencia romancesca que había en el de Quijano el Bueno: de otro modo, le hubiera costado muy poco hacer de su peludo cuartago un Rocinante, y, olvidado de su pleito, salir en busca de aventuras hasta romperse el alma con los verdugos de la perseguida patria.
La Fuente, «una anciana de sesenta y dos años, maltratada por las penitencias, agobiada por enfermedades crónicas, medio paralítica, con un brazo roto, perseguida y atribulada, retraída y confinada en un convento harto pobre, después de diez años de una vida asendereada y colmada de sinsabores y disgustos.» Así escribió su libro celestial.
Poco despues pusieron en fuga á nuestra caballeria, que perseguida por los rebeldes, huia del mismo modo, dejando á los fusileros cortados á su retaguardia.
Esto decía el joven imberbe que mandaba aquella tartana, sosia de la del gitano, perseguida con tanto encarnizamiento y desgracia por los dos guardacostas, mientras que el comandante desembarcaba el contrabando del convento de San Juan al pie de las rocas de la Torre...
La cabrita mansa y asustadiza que correteaba perseguida por él, y le miraba con ojos tristes en sus días de alejamiento, era una mujer con toda la firmeza imperiosa y la superioridad dominante de las hembras de los países meridionales. La limpieza y el ahorro tomaban en ella el carácter de intolerables tiranías.
Ella no recibía entonces, ni salía de casa; pero Madame Duval era perseguida y detenida por Pedro Lobo, y ora por su medio, ora imprudentemente, valiéndose de un criado cualquiera, Pedro Lobo la inquietaba y la atormentaba con cartas pidiéndole, casi exigiéndole una cita. A las cuatro primeras cartas, dos al día, nada contestó Rafaela.
Pero se descubrirá su identidad y usted será perseguida y presa. Hay aquí una mujer muerta, ¿por qué ha de ser Juana Baud? ¿Pues quién ha de ser? pregunté. Usted. ¡Yo! ¿Cómo es posible? Usted pierde el juicio. Sorege continuó sin responderme: Juana Baud lo ha arreglado todo para marcharse y si desaparece nadie la buscará. Es preciso que la mujer muerta aquí sea Lea Peralli.
Quién aseguraba que era una duquesa perseguida por su marido; quién la tenía por una cualquiera de esas calles de Dios; y alguna, que la conocía verdaderamente, refería parte de su vida y milagros, añadiendo maliciosas invenciones.
Palabra del Dia
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