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Aventurado sería determinar cuál de los cuatro es el héroe de la tradición, y en esta incertidumbre puede el lector aplicar el mochuelo a cualquiera, que de fijo no vendrá del otro barrio a querellarse de calumnia. El tal almirante era hombre de más humos que una chimenea, muy pagado de sus pergaminos y más tieso que su almidonada gorguera.

Las deudas y los pergaminos eran cosas de su papá, pero los figurines, de ellas; no había chicas más elegantes en el pueblo; eran tres, y cuando paseaban juntas, en posturas académicas, constante grupo escultórico, recordaban las estampas grandes de los periódicos de modas.

Dirigióse inmediatamente a casa del almirante; y el hombre de los pergaminos lo llamó hijo de cabra y vela verde, y echó verbos y gerundios, sapos y culebras por esa aristocrática boca, terminando por darle una soberana paliza al sacerdote. La excitación que causó el atentado fué inmensa.

¡En León!... , en efecto acaso allí sea más fácil.... Pero no veo... Las de Arga, tienen ya novio; Concha Vivares sólo es rica en esperanzas, hay una tía que piensa dejarle su herencia: mas de aquí a que estire la pata.... La de Hornillos... no; la de Hornillos sólo tiene pergaminos, y eso no se echa en el puchero....

Toma a Marcos, y traéle contigo; porque me es útil para el ministerio. 12 A Tíquico envié a Efeso. 13 Trae, cuando vinieres, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo; y los libros, mayormente los pergaminos. 14 Alejandro el calderero me ha causado muchos males: Dios le pague conforme a sus hechos. 15 Guárdate también de él; que en grande manera ha resistido a nuestras palabras.

Pero un día en que nuestro funcionario descifraba, en compañía de su oficial mayor, los pergaminos de una noble y rica familia, rompiéronsele por la mitad las gafas, y cayeron sobre la mesa. Este pequeño accidente no le causó grandes molestias. Púsose provisionalmente unos quevedos con resorte de acero, e hizo cambiar el armazón de sus gafas en el muelle de los Plateros.

La ventera se negó redondamente á recibir un solo sueldo de Roger por su hospedaje, y el arquero y Tristán lo sentaron á la mesa entre ambos, invitándole á compartir su abundante almuerzo. No me sorprendería saber, dijo Simón, que también sabes leer pergaminos, cuando tan listo eres con pinceles y colores.

Muebles: dos estantes de cedro, con alambrera, llenos de libros viejos, infolios monumentales, añosos pergaminos que nadie tocaba, en los cuales ninguno ponía mano, y que estarían hechos polvo. Y cuenta que, según me dijo cierto día Castro Pérez, valían mucho, mucho, ¡mucho! ¡Nada, joven! repetía el abogado acariciándose el abdomen. En esos libros está la ciencia.

Ya no hay ninguno que, saliendo deste bosque, entre en aquella montaña, y de allí pise una estéril y desierta playa del mar, las más veces proceloso y alterado, y, hallando en ella y en su orilla un pequeño batel sin remos, vela, mástil ni jarcia alguna, con intrépido corazón se arroje en él, entregándose a las implacables olas del mar profundo, que ya le suben al cielo y ya le bajan al abismo; y él, puesto el pecho a la incontrastable borrasca, cuando menos se cata, se halla tres mil y más leguas distante del lugar donde se embarcó, y, saltando en tierra remota y no conocida, le suceden cosas dignas de estar escritas, no en pergaminos, sino en bronces.

Al verle con aquella enfermedad tan mala, que era, según ella, una reventazón del talento en la cabeza, la tía roma no tenía sosiego: iba mañana y tarde á enterarse; penetraba en la alcoba del chico, y permanecía largo rato sentada junto al lecho, mirándole silenciosa, sus ojos como dos fuentes inagotables que inundaban de lágrimas los flácidos pergaminos de la cara y pescuezo.