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Actualizado: 20 de noviembre de 2025
Y mentalmente pensaba: ¡No sospecha que es de ese pasado de lo que vivo! ¡Ah! si pudiera tenerla así a mi lado, libre todavía! Para aturdirse, buscó algún recuerdo que evocar: ¿Y aquel gran látigo que usted se había procurado para pegarme mejor cuando jugábamos a los caballos? Usted decía que pegando fuerte tenía aire de verdadero cochero. ¡Oh!
Los periódicos le habían comparado con los mejores oradores católicos, con Monescillo, con Manterola, eclesiásticos como él, con Nocedal, con Vinader, con Estrada, legos. «Y nada, no había pasado de ochavo.
Aunque endeble y humilde al parecer, no bien hubo pasado Roger sin depositar en el grasiento sombrero la moneda que le pedía, oyó el grito de rabia del miserable y una blasfemia atroz, seguida de una pedrada que si hubiera acertado á nuestro héroe en la cabeza habría puesto probablemente fin á sus aventuras.
Describía éste al pueblo hispano-romano, sobre el que había pasado la invasión goda sin causar gran mella. Antes bien, el conquistador se había empapado de la degeneración bajo-latina, quedando sin fuerzas, corrompiéndose en luchas teológicas e intrigas de dinastía semejantes a las de Bizancio.
Don Custodio, el beneficiado, había pasado la tarde anterior sobre espinas; primero con el cuidado de ver llegar a la Regenta, después espiando la confesión, que duraba, duraba «escandalosamente». Iba y venía, fingiendo ocupaciones, por la nave de la derecha y pasaba ya lejos, ya cerca de la capilla del Magistral.
Entérese usted bien de lo que ha pasado dijo D. Felicísimo, entregando a Salvador varias cartas, que este empezó a leer con avidez . Vea usted lo que me escribe el guardián de franciscos de Estella.... Vea usted también la relación detalladísima que del suceso me hace el prior de los descalzos de Viana.
¿Cómo no adorar a Adela? Era la verdad entre la mentira, el candor entre la malicia, decía mi amigo al verla en el gran mundo; era el cielo en la tierra. Los padres no deseaban otra cosa: era un partido brillante, la boda era para entrambos una especulación; de suerte que lo que sin razón de estado no hubiera pasado de ser un amor, una calamidad, pasó a ser un matrimonio.
¿Ha tosido usted? preguntó el excusador, sentándose. No... la he pasado toda llorando. El clérigo la miró estupefacto. ¿Cómo es eso, hija mía? Obdulia se llevó el pañuelo a los ojos y no contestó. Al cabo de un largo silencio dejó caer el pañuelo, se apoderó de una mano de su confesor y la besó con efusión repetidas veces y la llenó de lágrimas, exclamando: ¡Soy muy desgraciada!
Coletilla había salido diciendo que no volvería hasta dentro de tres días, por tener que ocuparse fuera de cierto asunto; y ellas estaban comentando esta rara determinación, cuando aconteció un suceso que dió por resultado la expulsión definitiva de la huérfana. #El bonete del Nuncio.# La sastrería clerical fué industria muy socorrida y floreciente en el siglo pasado.
«¡Oh!, si a mí me hubiera pasado lo que le pasa a esa panfilona se decía , ¿cómo no me había de señalar el otro una pensión de alimentos?
Palabra del Dia
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