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Actualizado: 6 de junio de 2025


Tambien es de Diego Beltran Hidalgo el soneto siguiente que compuso en favorable recomendacion de la Historia general de aves y animales de Aristóteles Estagirita, traducida i aumentada por Diego de Funes i Mendoza. =Soneto.= Razones dulces de escuchar suaves, Partos de tu fecundo entendimiento, Son, docto Funes, plumas de tu intento, I alas veloces tus discursos graves.

Antes de todo, quería datos, antecedentes. D. Venancio el alópata, además alcalde y también especialista en partos, había andado allí. ¿Para qué? Para nada; pero había andado. Había recomendado la dieta. ¡Malo! D. Venancio era un grandísimo tragaldabas, que tenía indigestiones como podría tenerlas un cañón cargado hasta la boca, y las curaba con dietas dignas de la Tebaida.

Pues soy Josef... el Idumeo... profesor en partos... intelectuales». v «Cállese usted, so guillati chillaba Segunda, que por los movimientos amenazadores que hizo, parecía dispuesta a desbaratar con un par de bofetadas la frágil persona del profesor idumeo . La culpa la tiene este morral que está aquí durmiéndola».

Las mujeres para los partos se van á la orilla de un río donde lavan la criatura así que ve la luz; se baña también la madre, y concluída esta operación, coloca el recién nacido en una especie de cestillo á la espalda y se vuelve á su choza. Su idioma es muy distinto del de los pueblos cristianos confinantes.

Tuvo, , miedo de su furia y puso pies en polvorosa. Sin embargo, al llegar a la puerta de la sala, y antes de apresurar el paso y aun de echar a correr, no pudo resistir a la tentación de imitar a los partos y de disparar huyendo la más emponzoñada flecha. Señor valiente dijo . No disimule usted su miedo con la cólera. El caso es grave.

Cállate, mujer, pediremos a la vecina, Doña Justa, la profesora de partos, que nos permita pasar y asomarnos cuando el caballero nos ronde la calle... ¡Ay, pobre Nina, cuánto se alegraría también de verle!».

Maltrana, al venir en el carruaje, estremecíase pensando en el horror de la despedida, llantos, gritos, abrazos, y tal vez un nuevo ataque de la enferma. No fue así; no hubo nada de esto. Sólo un silencio, una sencillez en la separación, más desgarradora que los extremos ruidosos del dolor. El médico habló de las recomendaciones que había hecho a su compañero de la clínica de partos.

9 partos y medos, y elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea y en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 En Frigia y Panfilia, en Egipto y en las partes de Africa que está de la otra parte de Cirene, y romanos extranjeros, tanto judíos como convertidos, 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.

Sobre aquellos cinco hay que apuntar doce más en la cuenta; total, diez y siete partos, que recordaba asociándolos a fechas célebres del reinado de Isabel II. «Mi primer hijo decía nació cuando vino la tropa carlista hasta las tapias de Madrid. Mi Jacinta nació cuando se casó la Reina, con pocos días de diferencia.

Porque los partos de los ingenios de la persona rica y enamorada son asombros de la avaricia, y estimulos de la liberalidad, y en el poeta pobre la mitad de sus divinos partos y pensamientos se los llevan los cuidados de buscar el ordinario sustento. Pero digame vm. por su vida: de qué suerte de menestra poetica gasta ó gusta mas? A lo que respondió: no entiendo eso de menestra poetica. Mig.

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