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Actualizado: 29 de julio de 2025


Sin buen arreglo, no hay riqueza que no venga a parar en la mendicidad. Con orden, los pobres se hacen ricos. Sin orden, los ricos... Paran en pobres, , señor, dijo humildemente Benina, que, aunque ya sabía todo aquello, quiso recibir la máxima como si fuera descubrimiento reciente de D. Carlos. Francisca ha sido siempre una mala cabeza.

A las cinco y media de la mañana siguió la marcha, y paró á distancia de 5 leguas, en unas lagunas, que por no tener nombre se le puso del Pilar, donde hay alguna leña de cardo. Dia 13. Se marchó á la misma hora, y se fue á parar al parage de la Cabeza del Buey, á distancia de 8 leguas del antecedente.

Muchos navegantes portugueses, arrebatados por la tempestad, habían ido a parar a esta isla, donde eran magníficamente tratados por gentes que hablaban su mismo idioma y tenían iglesias.

Así nuestros adversarios no habrian ganado nada sino el cargar con la ridícula extravagancia del concurso de agentes, para venir á parar á una substancia simple pensante, que es lo único cuya existencia nos proponíamos demostrar.

Pues nada; que hablando de negocios, vinimos a parar en las probabilidades del resultado de esa industria que van a montar ustedes con el dinero de las últimas enajenaciones. ¿Una industria? Que vamos a montar... ¿nosotros?... , hombre, la fábrica de productos químicos. ¡Ah!, , bien; ¿y qué?

«¡Granuja! gritó el civil , sal de ahí o te hago fuego. ¡Fuego, fuegoclamó a lo lejos la voz del comisario, a quien piadosas chulapas ponían una venda. Pecado había entrado con ánimo de no parar hasta verse en lugar seguro, aunque tuviera que ir a las entrañas de la tierra.

La música era digna de la arquitectura, y sonaba a zarzuela sentimental o a canción de las que se reparten como regalo a las suscritoras en los periódicos de modas. En esto ha venido a parar el grandioso canto eclesiástico, por el abandono de los que mandan en estas cosas y la latitud con que se vienen permitiendo novedades en el severo culto católico.

De relato en relato, de idilio en idilio y de desengaño en desengaño, vinimos á parar á las mujeres del país, y cada cual opinó á su manera.

Meditaba, señor Velasco repuso Ramiro, en los graves desengaños de este mundo, y que cuando yo era mancebillo daba por seguro llegar a ser algún día un Hernán Cortés o un Gonzalo de Córdoba; e agora he venido a parar en el más ruin y cuitado de los pajes. ¡Si mis ojos fueran capaces de llorar!

Fue a la catedral, pero no pudo parar allí y a las nueve y media ya estaba en medio de la carretera de Santianes o del Vivero paseándola a lo ancho, agitado, pálido, de un humor de mil diablos. «¿A qué voy yo allá? De fijo estará el otro. ¿Que voy yo a hacer allí? ¡Maldito Vivero!». La berlina tardaba. De Pas daba pataditas de impaciencia.

Palabra del Dia

buque

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