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Actualizado: 29 de julio de 2025
¡Yo! dije asombrada, no sabiendo todavía adónde quería ir a parar. ¿Y tú le has... le has revelado mi estado, me has... ofrecido... Olga? ¿Qué idea es esa? dije. El mismo fue quien me confesó todo, cuando estaba aquí... ¡Oh! Me conocía mejor que tú agregué, no queriendo dejar escapar de mi juego ese ligero triunfo, no se avergonzó de tomarme de confidente.
Entonces la tartana cambió rápidamente sus amuras, viró en redondo con una preteza prodigiosa, pasó por entre las dos escampavías y fue a parar fuera del alcance de sus perseguidores.
Es un hombre buenísimo, pero no el esposo que necesita una mujer como yo. Nunca ha sabido comprenderme. Además, es un débil en la batalla de la vida; y yo, que he nacido para altos destinos, estoy donde estoy por su falta de condiciones, habiendo venido á parar á una tierra casi salvaje.
Un crimen nunca aprovecha a su autor; sólo resulta útil a los otros. Se mata a un rico en la carretera y se le encuentran cien sueldos en el bolsillo. Todo lo demás va a parar a los herederos. ¡Pero aquí soy yo la que hereda! No heredarías si te sorprendiesen en un delito. Por de pronto, ella puede morir de muerte natural.
Los Reyes... no debieron salir de aquí... no servían para el mundo; bien se vio.... Yo, el último, ¿qué soy? Un miserable, un ignorante, que no ha ganado en su vida una peseta, que sólo sabe gastar las ajenas. Un soñador... que creyó algún día llegar a ser algo de provecho a fuerza de sentir con fuerza cosas raras y de las que ni siquiera se pueden explicar. ¡A esto vino a parar la raza!».
Si comparativamente á lo que dije en la primera época de la historia de Moxos ántes de la llegada de los Españoles, trato de saber en lo que han venido á parar las naciones primitivas de aquellas comarcas, hallaré los resultados siguientes.
De aquí seguimos la marcha hasta un arroyo, que siguiendo el mismo rumbo del E está á distancia de seis leguas, y con motivo de parar en él, se le puso el nombre de Arroyo de San Martin.
Lo pasamos con bastante trabajo; y habiendo caminado como cosa de tres leguas, llegamos á parar sobre la barranca del de los Sauces, á la banda del E, y los indios se pasaron de la otra parte, que hace como una península, donde le sirvió de asilo al Cacique Lincon cuando le insultaron los indios Ranqueles.
Bien está eso interrumpió Ángel, que no podía con el martirio de sus impaciencias ; pero en el caso mío... A él iba sin parar contestó su padre, saliéndole al encuentro . El caso tuyo...
Más claro, a las dos nos está dando el plantón hache, y yo estoy que no sé lo que me pasa, más muerta que viva... llena de rabia, llena de celos. No he de parar hasta cogerle, y de veras te digo que si le cojo, y si cojo a la otra, me pierdo. Yo vengaré a la mona del Cielo, y me vengaré a mí. No quisiera morirme sin este gusto.
Palabra del Dia
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