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Actualizado: 28 de mayo de 2025
Las horas del día pasaron. Ella dormía, dormía sin pensar en despertarse. De vez en cuando oía afuera el paso ligero de las criadas; aparte de eso, todo estaba silencioso y desierto en derredor nuestro. De Roberto, ni trazas. A mediodía no pude dejar de preguntar por su paradero. Le habían visto por la mañana salir a los campos, seguido por sus perros.
Después de augurarle un brillante porvenir en la nueva carrera que emprendía, se despidió para tomar la senda de Pamplona. Por el camino iba pensando que debía dar por suficientemente apurados los medios de investigar el paradero del pobre enfermo fugitivo, pues no daban noticias de él en todo el territorio de la Amezcua.
Y se daba de nuevo a cavilar; pero por donde quiera que echara sus cavilaciones, siempre, tenían el mismo paradero. Había tomado ya un vicio su máquina de discurrir; y en cuanto se ponía en movimiento, un poco más acá o un poco más allá, caía hacia el lado de siempre.
Maestre de Campo de esta plaza, deseoso de averiguar el paradero de ciertas cautivas españolas que tenia noticia paraban entre los Guilliches, habló con un indio de esta nacion, llamado Gechapague, á quien preguntó por dichas cautivas, y le respondió, que allí en su lugar no habia ninguna.
Lo que quedaba entre unas y otras, me tenía sin cuidado, y pasaba sobre ello, para ir adonde fuera, como insensible proyectil que lleva el paradero determinado desde su punto de origen. Hijo y habitante de tierra llana, los montes me entristecían y los cielos borrosos me acoquinaban.
De mi hermano no sé una palabra: ignoro por completo su paradero. ¿A quién dirás que tuve el alegrón de abrazar ayer? A nuestro cartero; al fiel y nunca bien alabado Pateta, que está hecho un veterano. Dos días ha andado perdido por los montes, con otro compañero, después de ser sorprendido y derrotado el destacamento de que formaba parte. Cuentan cosas horribles.
Una vez en la calle, Basilio pensó en qué podía ocuparse hasta que llegase la fatal hora; no eran más que las siete. Era la época de las vacaciones y todos los estudiantes estaban en sus pueblos. Isagani era el único que no quiso retirarse, pero había desaparecido desde aquella mañana y no se sabía su paradero.
Desde la calle del Cuervo fue a ver al conserje del teatro para preguntarle dónde habitaba otra corista llamada Carolina, muy amiga de Mariquita y que tal vez supiese su paradero. ¡Oh impremeditada determinación, qué de males trajiste! ¡Pobre viejo, que imaginando hacer una visita, cayó es un abismo! Al pisar la entrada del teatro el corazón le latía con desusada fuerza.
Después se quitó algunas piezas de la armadura, ayudado por Roger, que hizo lo propio con la suya, mientras el barón continuaba, dirigiéndose á Norbury: Si el príncipe ha pasado ya con el grueso del ejército, indagad como podáis el paradero de Chandos, Calverley ó Nolles. ¡Dios os proteja!
La muerte de si tiene dar tristeza, Por no saber el hombre el paradero: Que si deste se tiene la certeza Alegre es aquel trance y placentero: Dejar un mundo tal, y tal vileza Habia de dar gozo muy entero, Y en lugar de tristeza gran consuelo, Pues vemos que salimos de este suelo.
Palabra del Dia
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