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Actualizado: 17 de junio de 2025
Por cima de todo está Dios, y con él y en él la fe y la esperanza de que no hay mal que no sea aparente o caduco y que no se ordene a fin dichoso y grande. Así, en mi interior meditación vine yo a resignarme y a buscar y hallar dulce quietud y algo a modo de bienaventuranza en mi plena conformidad con los designios divinos.
Su ideal de V. es que haya un gobierno que distribuya cuanto hay que distribuir, que todo lo arregle, que en todo se entrometa, que nos enseñe lo que hemos de aprender, que nos señale lo que hemos de adorar, que nos haga caminos, que nos lleve las cartas, que cuide de nuestra salud temporal y eterna, y hasta que nos mate la langosta y la filoxera, nos conjure las tempestades, pedriscos, epidemias, epizootias y sequías, y nos ordene y suministre lluvias a tiempo y cosechas abundantes.
=Marianela.= Queridísima hermana mía. Marianela de mi alma: Todo puedes exigirlo de mí, menos que ordene mis ideas en medio de la turbación y de las inquietudes en que vivo. Yo no tengo ideas: todo se ha convertido en mí en sentimiento inexpresable, cuya única manifestación son las lágrimas. ¿Por qué habré nacido, Dios mío?
Como no encontrase allí ni noticias del mío, ordené a mi infantil escudero siguiese adelante, para esperarme en Manzanos, primer punto de la sabana, mientras yo conversaba un rato con algunos distinguidos caballeros de la localidad que habían venido a saludarme. Cuando seguí viaje, sentía un frío intenso. Agua Larga tiene reputación de ser el sitio más glacial de la montaña.
Los Yuracarees estiman en mucho las plumas de este pájaro; ya para empenar sus flechas, ya para adornarse en los dias de gala ; así es que sin perder tiempo se habian apoderado de ellas, dejando burladas mis esperanzas. Despues de haberlos reñido asperamente por esta conducta, ordené que me tragesen al animal, que creiamos muerto; y sentado en la canoa lo coloqué delante de mí.
Aunque estuviesen abiertos Los muros y sin defensa, Seriades con ofensa Mal vengados y bien muertos. Mejor es que la ventura Del daño que el cielo ordene, O nos salve, ó nos condene, De la vida ó sepultura.
Inviala, qué esperas? Esperas á que hable con mas veras? No revolveis la piedra, desleales? Decid, ministros falsos, qué os detiene? Cómo? no me haveis dado ya señales De que haceis lo que digo, y me conviene? Buscais con deteneros vuestros males, O gustais de que yo al momento ordene De poner en efecto los conjuros Que ablandan vuestros fieros pechos duros?
Llevaremos una existencia plácida y cómoda, como en aquellas abadías que durante la Edad Media fueron frescos oasis de tranquilidad y de estudio en medio de violencias y matanzas. Comeremos bien; el coronel me responde de ello. La biblioteca del yate está aquí: al vender el buque ordené á don Marcos que la instalase en el último piso. El amigo Novoa va á encontrar libros que tal vez no conoce.
Todos los sentimientos que dominamos son legítimos; todos los que nos dominan son criminales... No ligues tu corazón sino á la belleza que no perece; que tu condición limite tus deseos; que tus deberes vayan antes que tus pasiones; extiende la ley de la necesidad á las cosas morales; aprende á perder lo que puede serte arrebatado; ¡aprende á dejarlo todo cuando la virtud lo ordene!» Sí, tal es la ley, yo la conocía; la he violado, y he sido castigado.
Llamé a Glave y le ordené que me acompañara al sitio donde habían quedado mis dos caminantes. Un cuarto de hora después colocábamos a la pobre niña desmayada sobre un canapé en mi confortable y abrigado gabinete; le hacíamos beber a la fuerza un poco de brandy, y al fin abría sus ojos, llenos de asombro, mirando con infantil temor lo que la rodeaba, que era para ella completamente desconocido.
Palabra del Dia
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