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Y todos estos pueblos, cuando sienten la dulce tristeza de la poesía, cantan el lied, la romanza, la balada, algo suave que adormece el alma y habla a la imaginación.... Aquí, las danzas populares tienen mucho de sacerdotal, recuerdan la tiesura hierática de los bailarines sagrados o el frenesí ondulante de la sacerdotisa, que acaba por caer ante el ara con los ojos extraviados y la boca llena de espuma. ¿Y los cantos?

No hace falta contestó De Pas, horrorizado ante la idea de que le vieran en sotana. Y sin perder un ápice de su dignidad, de su gravedad ni de su gracia, subió como una ardilla al travesaño más alto, mientras el manteo flotaba ondulante a su espalda. Perfectamente dijo metiendo los brazos por donde poco antes había introducido los suyos Mesía. Aplausos en la multitud.

Doña Bernarda sentíase orgullosa al contemplar a su Rafael, alto, las manos finas y fuertes, los ojos grandes, aguileña la nariz, la barba rizada y cierta gracia ondulante y perezosa en su cuerpo que le daba el aspecto de uno de esos jóvenes árabes de blanco alquicel y ricas babuchas que forman la aristocracia indígena en las colonias de Africa.

Era placentero ver llegar por las callejas la figura ondulante de una joven a veces descalza; pero luciendo, , en su primoroso peinado alguna rosa amarilla o algún sangriento clavel, prendido con garbo en las trenzas. Su cadera se ofrecía y se esquivaba al andar. Su sonrisa era mejor que los collares. Los hombres se detenían para contemplarla. Algunos la susurraban al oído palabras en algarabía.

La espuma, al caer sobre la cubierta, convertíase en agua, corriendo en ondulante lámina por las pendientes del entarimado y escurriéndose luego por las canaletas. Estas rociadas incesantes llegaban hasta el balconaje, empañando los vidrios con el goteo de sus lágrimas. Brillaba como metal la madera del combés y del castillo de proa bajo la continua inundación.

Te amo... te necesito. ¡Yo te tendré! Sobre el lomo del Cap-d'Ail descendía la esfera anaranjada del sol. Su borde interior tocaba ya la línea ondulante de los jardines y los edificios. Por un momento concentró sus rayos en haz á través de la columnata de un belvedere, como si se asomase á un arco de triunfo antes de morir.

En aquel mismo lugar había también resuelto consagrar a mi querido Werther una tumba cubierta de hierba ondulante, como él la deseaba; y hoy he sentido un secreto deseo de cavar la mía. ¡Es un destino tan cruel el de morir lejos de lo que nos fue querido y el de dejar los cuidados de nuestra sepultura en manos de un extraño! 24 de septiembre.

Descubríase una inmensa extensión de costa, no llana, sino ondulante, plantada de maíz en unos sitios, en otros de trigo, en la mayor parte de hierba solamente, cortada por la gran vía empolvada de Lancia, con su faja obscura de olmos gigantescos, a cuyo extremo parecía como una mancha blanca y roja la villa.

Fijaba la vista en sus labios: las cerezas no eran tan rojas ni tan frescas: la llevaba más tarde á su cuello, y aquella línea blanca ondulante donde su negra cabellera se deshacía gradualmente en vello finísimo como una armonía fugitiva que se pierde en el espacio, le parecía un sueño más que una verdad tangible. «¡Qué hermosa! ¡qué hermosamurmuraba con la unción de un místico que dice sus preces. ¡Y eso que aún faltan los ojos, las dos lámparas maravillosas, como yo los llamo!... De buena gana se hubiese prosternado y permaneciera así velando su sueño.

Poco después llegaron a lo más encumbrado, dando vista a Zarzalejo. Desde aquel sitio elevado se divisaba la gran llanura ondulante que se extiende delante del Escorial. Monte bajo, mieses, rocas peladas, todo formaba un conjunto armónico debajo del hermoso sol radiante que descendía ya majestuosamente escoltado de nubes rojas.