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Actualizado: 16 de junio de 2025
Y entonces principió para los dos cómplices esa existencia turbada, mezcla de embriagueces y de amarguras, de olvidos y de remordimientos, de secretas concupiscencias y de terrores secretos que es la vida misma de los amores culpables.
De la culpa que tú tienes lleve la triste la pena; que justos por pecadores tal vez pagan en mi tierra. Tus más finas aventuras en desventuras se vuelvan, en sueños tus pasatiempos, en olvidos tus firmezas. Cruel Vireno, fugitivo Eneas, Barrabás te acompañe; allá te avengas. Seas tenido por falso desde Sevilla a Marchena, desde Granada hasta Loja, de Londres a Inglaterra.
Por ser grandes hombres, no dejan de ser hombres, y de manifestarlo así en los errores, olvidos y defectos de sus obras. Summi enim sunt, homines tamen, decia Quintiliano.
«Como ellos yo moriré, «Y en la tierra de mi fosa «¿Qué alma verterá piadosa «Una gota de dolor? «Y cuando en algun camino «Bajo los años sucumba «¿Quién dará para mi tumba «Una limosna por Dios!» Cesa, cesa en tus lamentos Cabo lleno de laureles, Que hay olvidos mas crueles Que los que llora tu voz: La República Argentina Bajo el yugo de un tirano Pide al mundo americano Una limosna por Dios!
Importábasele todo esto muy poco a Currita, y sus granizadas intermitentes de besos, de mimos y de imprudencias borraban por completo en el ánimo candoroso de Lilí los largos olvidos y la egoísta indiferencia de su madre; mas no lograban lo mismo en el niño aquellas sensiblerías tempestuosas.
De la blancura incierta de algunas camisas, rígidas y acartonadas por el líquido seco, emergían ubres como harapos, adaptando su arrugada flacidez a las bocas lloronas de los pequeños. Otras madres, con el hijo en las rodillas, desenvolvían tranquilamente sus fajas y pañales, dando a la luz los olvidos hediondos de la inconsciencia infantil.
Sus hijas eran unas señoritas que sólo habían aprendido a figurar como muñecas bien educadas en un salón, y aun esto sin poder evitar cierta cursilería que saltaba a la vista apenas salían de su esfera. Su Juanito, el paria de la casa, era el que valía algo, y ahora estaba allí, agitando su pecho para escapar del brazo de la muerte, cansado de sufrir desdenes y olvidos.
En mi pobrísimo juicio, entiendo que en toda ley deben presidir conceptos concretos é ineludibles, huyéndose cuanto posible sea de crear dudas y vacilaciones en los resultados de su aplicación, que originen arbitrarias resoluciones, por más que estén aquilatadas en la prudencia que crean largas prácticas de concienzudos tribunales; y digo esto, porque muchos de los artículos del Código de comercio vigente, son objeto en su aplicación del prudencial arbitrio de aquellos tribunales, pudiendo asegurar, sin temor de equivocarme, que de los 70,000 chinos que viven en Filipinas, el 80 por 100 se dedican á comprar y vender, ejerciendo por lo tanto el comercio, sin que ninguno de esos miles de comerciantes esté dentro del Código de comercio, y mucho sería encontrar casas españolas ó extranjeras que puedan justificar estar libres de olvidos de algunas prevenciones del Código.
Y se fijó en don Pedro el catedrático, porque guardaba dormida cierta prevención contra él desde les tiempos de su noviazgo. Además, le ofendía verlo en su domicilio con cierto aire de personaje noble, cuyas virtudes servían de contraste á los pecados y olvidos del dueño de la casa.
Mi cabeza no puede apreciar bien... Padezco de olvidos de nombres y cosas. ¿A qué llama usted una chuleta? añadió llevándose la mano a las erizadas crines, por donde se le escapaba la memoria y le entraba la electricidad . ¿Por ventura, lo que usted llama... no sé cómo, es un pedazo de carne con un rabito que es de hueso? Justo. Llamaré para que se la traigan. No se moleste, señora. Yo llamaré.
Palabra del Dia
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