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El recuerdo del duque la hizo sonreir con una bondad melancólica. Te advierto que no lo olvido. Todo lo que me sobra de los envíos á Jorge lo meto en un paquete vía Ginebra. «Para el teniente coronel Delille.» ¡Ay! Este que llega. ¡Pobre viejo!

»Me matará si quiere dijo el anciano; pero debo verle, pues no olvido su promesa. »No sin grandes trabajos, logré que desistiera de su resolución, y me fue necesario hacerle presente que en el estado de la salud de Carlos, su vista podía hacer que recayese en sus funestos accidentes.

Todo se perdona, hija, todo, todo dijo el enfermo con indulgencia empapada en escepticismo . Por muy grande que nos figuremos la masa de olvido derramado en la sociedad como elemento reparador, esa masa supera todavía a todos nuestros cálculos. El bien y la gratitud son limitados; siempre los encontramos cortos. El olvido es infinito.

En cuanto al cuchillo, ninguno de sus peones lo cargó jamás, no obstante que la mayor parte de ellos eran asesinos perseguidos por la Justicia. Una vez él, por olvido, se ha puesto el puñal a la cintura, y el mayordomo se lo hace notar; Rosas se baja los calzones y manda que se le den 200 azotes, que es la pena impuesta en su estancia al que lleva cuchillo.

Adriana, para demostrarle que tampoco ella había puesto nada en olvido, le repitió algunas palabras que dijera Julio en aquella ocasión. Y se maravillaba de su propia sinceridad. ¿Sabe usted, agregó, que me dejó sorprendida la seguridad suya cuando se puso a imaginar el elogio de mi alma? Y le pareció advertir de nuevo, como entonces, que brillaba el amor en la mirada de Julio.

La falta de la consonante ñg, no constituye una diferencia y su omision se debe á un olvido sin duda alguna. Los alfabetos Ilocanos de Mas y Jacquet no difieren en nada y ambos carecen de las letras w y h, no por un olvido como supuso Jacquet, sino porqué en Ilocano no se conocen los sonidos que representan. Este autor, que no conocía el ilocano, supuso que existían en esta lengua w y la h.

En vano intentó el príncipe hablar otra vez. Por esto huyo de ti; por eso no he contestado tus cartas. no tienes la culpa; pero eres el remordimiento, y tu presencia resucita mi crimen... Además, me conozco; no soy mas que una pobre mujer, como quien dice la debilidad, la inconsciencia, el olvido.

Murió en el año de 1613, sin haber dado á la estampa sus tragedias, por cuya razón desapareció una de ellas, y cayeron las otras dos en olvido hasta hace poco, en que salieron de nuevo á luz .

Dejé de amenazarla con aquella frase de olvido, harto desesperado para ser sincero, y que la habría hecho sonreír de piedad, si ella hubiera tenido a su vez un poco de serenidad el día que se lo propuse como un medio.

Acarició con mirada curiosa la habitación, elegante y alegre, y miró a Salvador, fascinada, muy, sorprendida.... Venía del país del sueño y del olvido.