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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Y por otra parte, mi imposible propósito de amor verdadero y único en la tierra, de purificación de culpas y de olvido de afrentas, me arrebata y pugna por echarme en brazos de la muerte. Hoy, como hace ya muchos años, no repruebo yo ni censuro las obras divinas que en torno mío resplandecen y cuya imagen se graba en mi alma.
Me estás atormentando... Déjame en mi abyección y en mi rebajamiento... ¿Á qué querer remontar la corriente? ¡Estoy perdido sin apelación! El destino no cambia. Soy un desgraciado víctima de fatalidades inexplicables y en vano tratarás de arrancarme á mi suerte. No me revoluciones el pensamiento con esperanzas irrealizables. Déjame: no espero más que el reposo y el olvido de la muerte.
Convengo en que el perdón es muy cristiano y muy humanitario el olvido; pero yo no daría nunca una hija mía a un hombre nacido en tales condiciones.
La señora de Laroque que padece de frecuentes distracciones, olvidó que yo no estaba lejos de ella, y de buena ó de mala gana, no perdí una sola palabra de su respuesta.
La oportuna carta de la reina Isabel podía explicarla por completo, porque el olvido de la abdicación quedaba con ella satisfecho; y desagraviada Currita, pudo a tiempo renunciar a su revancha.
Mientras Godfrey Cass bebía a grandes sorbos el dulce brebaje del olvido en presencia de Nancy y perdía voluntariamente todo recuerdo del vínculo secreto que en otros momentos lo obsesionaba y atormentaba, llegando hasta exasperarlo en medio de los rayos sonrientes del sol, su esposa se adelantaba a pasos lentos e inciertos, a través de las callejuelas cubiertas de nieve de Raveloe, llevando una criatura en los brazos.
Vos sois como todos; más materia que alma... al menos para mí... en el teatro veréis á la Angela, á la Andrea, á la Mari Díaz, que es muy hermosa, alta, gallarda, con un cuello de cisne, unas manos de diosa, un talle de clavel, y sus grandes ojos azules... los ojos más graciosamente desvergonzados del mundo; cuando os vea tan hermoso... sobre todo, cuando os vea conmigo, de seguro se pone en campaña, y empieza á disparar contra vos... mejor dicho, contra mí, toda su batería de miradas y de suspiros enamorados. ¡Oh! tengo miedo... y sin embargo, os llevo porque quiero probaros... si me hacéis traición, mejor... os olvido... os perdono... y me quedo libre de un galanteo que puede acabar por romperme el corazón; si os mantenéis firme... ¡oh! eso sería una felicidad... porque me probaría que vos sois para mí lo mismo que yo soy para vos.
Haciendo estas reflexiones, llegamos al cementerio de Tayabas. Aquella mansión de olvido y descanso, está rodeada de una gran exuberancia de vida.
Esta comedia de nuestro poeta ha caído en olvido desde la composición de otra posterior de Calderón, que trata del mismo asunto, incomparablemente superior á la suya. Entre los autos de Guevara, merece mención expresa el titulado De la mesa redonda.
El uso antiguo del borax en obstetricia y en afecciones del sistema uterino ha caido en el olvido mas completo. Se le puede hoy recomendar justamente en los infartos de la matriz, la dismenorrea, en la inercia de aquella para espulsar la placenta ó presentarse los loquios, y en los casos en que las contracciones de la matriz para la espulsion del feto son irregulares, impotentes ó muy dolorosas.
Palabra del Dia
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