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Actualizado: 16 de junio de 2025
No obstante, se hallaba tan fascinada por la grandeza del personaje, que pronto vino a figurarse que aquellas formas, aquel cinismo, eran la expresión de la moda y el «buen tono». Luego vinieron las anécdotas picantes.
Vendrá mañana; prepárate a recibirle. »Quise hablar, suplicar; pero aparentando no comprenderme, mi tío tomó sus anteojos y su libro y me hizo seña con la mano para que me retirase. »Como fascinada por aquel dedo demacrado que se extendía hacia mí... obedecí, sin despegar mis labios; salí y me encaminé a mi aposento, donde derramé un mar de lágrimas. ¿Por qué? ¿de dónde provenía mi desesperación?
Después, sangrándole la mejilla, pero apuesto y gallardo siempre, moviéndose en la silla con la facilidad y maestría de costumbre, me saludó; se inclinó también hacia la joven campesina, que se había acercado fascinada; y con un ademán se despidió a su vez de Tarlein, que habiéndose puesto a tiro levantó el revólver y disparó.
Mochi se dio pronto por vencido. No acertaba. Minghetti decía: Espera, espera; como con la esperanza de evocar una imagen. Emma se sentía fascinada; por el pronto, Minghetti, así, tan cerca, le olía a hombre nuevo, y sus ojos, clavados en ella, eran todo una borrachera de delicias que al tragarse se mascaban.
Y, sin embargo, para mis ojos de niña, aquel lugar estaba cubierto de un encanto indecible, cuya sensación experimento aún, cuando me vuelvo a ver fascinada por esos cuadros maravillosos, sentada durante horas enteras en la hierba, inmóvil, contemplando de lo alto aquel hormiguero cuyas formas no eran más grandes que los hombrecillos de madera de mis cajas de juguetes.
Había oído rumores. ¿Se haría en alza la próxima liquidación? ¿No sería mejor liquidar en el momento con treinta céntimos de ganancia que aguardar a fin de mes?" Para ella las palabras de Salabert eran las del oráculo de Delfos. La fama inmensa del banquero la tenía fascinada.
Acarició con mirada curiosa la habitación, elegante y alegre, y miró a Salvador, fascinada, muy, sorprendida.... Venía del país del sueño y del olvido.
Para Nieves, la garrulidad de Rufita era de una novedad asombrosa: estaba como fascinada escuchándola; pero más fascinada todavía viendo la multitud de cosas que movía a un tiempo: la lengua, la cabeza, los ojos, el abanico, la sombrilla, los pies y las asentaderas.
¡Muy bien! respondió Nieves, fascinada por el lance, con los ojos voraces, la boquita entreabierta y palpitantes las rosadas ventanillas de la nariz. El barco había entrado en su andar desembarazado y franco; y ciñendo siempre para ganar terreno hacia fuera, no cesaba de inclinarse.
La voz del condenado tronó, y toda la tripulación de la escampavía, que estaba arrodillada y como fascinada ante aquel extraño espectáculo, cayó de bruces contra el puente.
Palabra del Dia
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