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Actualizado: 5 de junio de 2025
Las principales dotes de un buen entendimiento práctico son la madurez del juicio, el buen sentido, el tacto, y estas cualidades les faltan á ellos. Cuando se trata de llegar á la realidad, es preciso no fijarse solo en las ideas, sino pensar en los objetos; y esos hombres se olvidan casi siempre de los objetos y solo se ocupan de sus ideas.
Ó te traigo las yemas esta noche, ó me tiro por la muralla. Y al día siguiente, cuando nadie pensaba en ello, se daba el guapo una palmada en la frente. ¡Caramba, qué cabeza la mía!... ¡Ya se me han olvidado otra vez las yemas de Soledad!... ¡Vive Dios! Pero ahora no se me olvidan; pueden ustedes estar seguros. Y sacaba el pañuelo y le hacía un nudo. Los tertulios reían.
Este regalo es de los que no se olvidan nunca, y corresponderé á él cuando lo considere oportuno. Soltó el brazo de Celinda, y como ésta parecía haber desahogado ya toda su cólera, lo dejó caer, quedando inmóvil y como avergonzada de su agresión. Aprovechó Elena este desaliento momentáneo para subir al cochecito, tocando en un hombro á su conductor.
Y aunque no se podia esperar de la grandeza de Don Fadrique hecho tan feo, pero como los Reyes alguna veces no miden sus intereses con lo que deben á su estimacion y fama, olvidan con facilidad los servicios por otras mayores conveniencias.
¡Bueno era él para ablandarse! Era un marido ultrajado, y ciertas cosas ¡vive Dios! nunca se olvidan. Pero su conciencia de buen muchacho le replicaba con dureza: Tú eres un pillo, que finges ultrajes por conservar tu libertad. Te presentas como marido infeliz para seguir soltero, haciendo infelices de veras a otros maridos. Te conozco, egoísta. Y la conciencia no se engañaba.
En una oración a Santa Filomena (Novena, pág. 16) se dice a la Santa, pidiéndole su protección: "Mis pecados me han vuelto de poco menor que los ángeles, muy inferior a las bestias, pues que éstas no olvidan el pesebre de su amo, y a su modo agradecen la comida y yo me he olvidado de la casa de Dios *
Por dos veces se declaró en quiebra hace años; pero en América se olvidan pronto estas cosas, y según parece, vuelve ahora para reanudar sus antiguos trabajos.
Los hombres se muestran ingratos si logran su deseo desde el primer momento; abusan de la bondad de la mujer y olvidan luego sus compromisos. Sonrió con una expresión prometedora, y dijo en voz queda, entornando sus párpados: Pero así que lleguemos á París... Sintióse conmovido Moreno por el gesto con que acompañaba Elena tales palabras.
Sólo cuando penetréis dentro del inviolable seguro podréis llamaros, en realidad, hombres libres. No lo son quienes, enajenando incesantemente el dominio de sí a favor de la desordenada pasión o el interés utilitario, olvidan que, según el sabio precepto de Montaigne, nuestro espíritu puede ser objeto de préstamo, pero no de cesión.
Ante la sala silenciosa y palpitante, tan fácil al aplauso como á la protesta, los artistas se despedazan, noblemente unas veces, recurriendo otras á triquiñuelas de mala ley. Los hombres olvidan su galantería, las mujeres su misericordia. Si el galán puede «pisarle» una frase ó «robarle un efecto» á la primera actriz, lo hace, y viceversa.
Palabra del Dia
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