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Actualizado: 5 de junio de 2025
Algo debió usted conocer en mis ojos, porque se sonrió y me saludó con la mano. ¡Pobre Pedro! Los perros no olvidan la mano que les ha acariciado una vez. El hombre que olvida los beneficios es peor que un perro. Después que yo me fuí has estado en el servicio, ¿verdad? Sí, señora; me tocó la suerte. Cuando me marché, la víspera de San Antonio, creí que todos estos picachos se me venían encima.
De esto, unas cosas se dan por premio a los que bailan o llevan la sortija, y otras se tiran a que las cojan, que es en lo que ellos tienen más diversión, y se juntan todos a cogerlas; hasta los cabildantes, si cae alguna cosa hacia donde están sentados, olvidan la formalidad con que están y se arrojan como niños a coger lo que pueden; aunque ya en el día se contienen algo.
La convicción de ustedes, basada en la semejanza de una mujer viva con la víctima de Freneuse, es muy frágil, pues no se funda más que en razones de sentimiento; el dolor de la familia, las protestas del condenado, Pero ustedes olvidan que cuando Freneuse fué preso, se preparaba á marcharse al extranjero. Tenía consigo cuarenta mil francos cuya procedencia no pudo explicar.
Te daré entierro en la fosa de mi triste corazón.» Se arrodilló y besó, con prolongado beso, la mano del conde. Yo lo observaba todo, de hito en hito. Los niños son los mejores observadores, y las observaciones intensas de la niñez jamás se olvidan.
A los pocos pasos temblaba interiormente con las vacilaciones del miedo. ¡Si iría a repetirse la escena de la mañana!... Pero no; el recuerdo de la noche anterior le daba confianza. Aún no habían transcurrido veinticuatro horas, y noches como aquélla no se olvidan fácilmente. Su orgullo varonil le infundió valor. Seguramente ella se había retirado para esperarle.
Deje usted que estén arriba y verá cómo hacen lo mismo, peor, porque hasta las hojas se han de comer. Es cuestión de estómago, y nada más: las palabras de patria y libertad y administración pura... ¡macamas! Eso se dice siempre cuando se está al pie de la higuera... En todos mis discursos de oposición no hablaba yo de otra cosa; pero, en subiendo, se olvidan, amigo, créalo.
La prosperidad de los que se habían quedado allá les irritaba como un error. Olvidan pronto lo que sufrieron continuó Fernando , para recordar únicamente las contadas horas de felicidad.
Era V. dueño de mi alma; pero, así como en tierra de valientes y generosos, que jamás olvidan lo que deben á su patria, sólo posee el feroz conquistador la tierra que pisa, así V. no me poseía sino cuando hasta de mí misma me olvidaba.
En Marsella, como en Lyon, es ya muy notable la multitud de mendigos y el hábito de mendigar importunando, que caracteriza en Europa á todas las poblaciones meridionales. Mucho se habla de los mendigos que pueblan las calles y los caminos en Italia y España, pero los viajeros ingleses y franceses se olvidan de la mendicidad en Inglaterra y Francia.
La enferma fijó sus grandes y ariscos ojos negros en las personas que entraban, con una expresión poco benévola, volviendo en seguida a acurrucarse en el rincón del hogar. Tío Pedro dijo la tía María , usted se olvida de sus amigos; pero ellos no se olvidan de usted. ¿Me querrá usted decir para qué le dio el Señor la boca? ¿No hubiera usted podido venir a decirme que la niña estaba mala?
Palabra del Dia
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