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Actualizado: 21 de junio de 2025
Tetis sube al cielo, y Júpiter le promete, aunque se enoje Juno, que los troyanos vencerán a los griegos hasta que los reyes se arrepientan de la ofensa a Aquiles.
La ofensa que te hizo á tí lo manifiesta bien; de ella no debes acordarte para la venganza, pero sí para formar un juicio acertado. Sientes un secreto y vivo placer en contrariarle, en abatirle, en perderle; mas este sentimiento no te domina; solo te impulsa el deseo del bien; y en verdad que si no mediase otro motivo que el resentimiento, no pondrias ningun obstáculo á sus designios.
Sepa Vd., buen amigo, que los magistrados de nuestro Massachusetts, teniendo en cuenta que esta mujer es joven y bella, y que la tentación que la hizo caer fué sin duda demasiado poderosa, y pensando, además, que su marido yace en el fondo del mar, no han tenido el valor de hacerla sentir todo el rigor de nuestras justas leyes. El castigo de esa ofensa es la pena de muerte.
Si el venir aquí son celos, Pensando que así me guardas, Son, Isabel, sombras pardas En ofensa de tus cielos. 2250 ¿Qué guarda de más valor, Isabel, que tu hermosura, Si ella misma te asegura Que merece tanto amor? ¡Vive Dios, que te he querido, 2255 Y te quiero y te querré, Con tanta firmeza y fe, Que vive mi amor corrido De no vencer tu rigor, Siendo tú tan desigual! 2260 DO
Pero es incapaz de guardar rencor por una ofensa, ni obra jamás con premeditación, sino empujada por las impresiones del momento... Además, Gonzalo añadió sonriendo, considera que ahora le debes muchas más atenciones, muchísimo más cariño, si es posible...
Pero el lugar y tiempo que les queda Para mostrar alguna recompensa, Es causa que con menos fuerza pueda Fatigar el rigor de tal ofensa: De hoy mas con presta voluntad y leda El mas minimo de estos cuida y piensa De ofrecer sin reves á tu servicio La hacienda, vida y honra en sacrificio.
Su actitud revelaba tanta dignidad como inocencia. Era la agredida, y no sólo podía serenarse más pronto, sino responder a la ofensa con desdén soberano y aun con el perdón mismo. La otra sintió, por el contrario, tremendo peso dentro de sí. ¡Ay, su acción descompuesta y brutal le gravitó en el alma como si la casa se le hubiera desplomado encima!
10 No conviene al loco el deleite; ¡cuánto menos al siervo ser señor de los príncipes! 11 El entendimiento del hombre detiene su furor; y su honra es disimular la ofensa. 14 La casa y las riquezas herencia son de los padres; mas del SE
NARV. Yo os agradezco en estremo La voluntad, mi señora; Pero aunque el alma os adora, La ofensa de mi honor temo; Que parece que deshonra Mi opinión y calidad, Que a quien di la libertad Le venga a quitar la honra. ¿Qué dirá vuestro marido, Sino que yo le engañé? Y sabe el cielo que fué No habiéndole conocido. Sabed que soy caballero, Y que quitalle el honor Contradice a mi valor.
La venganza es pasión baja, innoble; el rencor, metido como un ascua en el alma, es un sentimiento producido por una ofensa a las mejores cualidades de nuestro espíritu. Y siendo éste bueno, será rencoroso, pero no vengativo, pues la propia idea de su figura moral, de su noble condición, le impedirá dar escape al rencor en venganza.
Palabra del Dia
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