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Ramón demanda que sus versos sean bañados en néctar, y Claramonte, que, á la verdad, se ha servido con celo de sus rasgos ingeniosos, desea que se borren de sus comedias los numerosos desafíos sobre caballos verdaderos, que tanto abundan en ellas.

Pero por ver si un alto pensamiento Se puede prometer feliz suceso, Seguí el viage á paso tardo y lento. Un candeal con ocho mis de queso Fue en mis alforjas mi reposteria, Util al que camina, y leve peso. A dios dixe á la humilde choza mia, A dios, Madrid, á dios tu, prado, y fuentes Que manan nectar, llueven ambrosía.

Pero ¡cuán diversa es la agudeza, siempre poética, de Tirso, de las frías creaciones, que se califican así entre nosotros! Como discurren las abejas por un jardín de rosas, vuela él de flor en flor libando el néctar de la más pura poesía; lleva también aguijón como ellas, pero lleva también su miel.

Privada Lucía de gustar de la negra infusión, y no ignorante de los tragos que de ella se echaba su padre al cuerpo todos los días, dio en concebir que el tal brebaje era el mismo néctar, la propia ambrosía de los dioses, y sucedíale a veces decir a Rosarito o a Carmela: Deja, que en casándome, yo tomaré café. ¡Pues no!

El néctar era siempre delicioso, la ambrosía exquisita. Saboreaban el olor de las hecatombes, oían como una música el concierto de las voces suplicantes.

He cumplido ya tus mandatos, soberano Padre; NEPTUNO y su corte no pueden venir, pues temen perder el imperio de los mares, á causa del actual arrojo de los hombres; VULCANO aún no ha terminado los rayos que le encargaste para armar al Olimpo y los está concluyendo; en cuanto á Pluton ... ¡Basta! Tampoco los necesito. HEBE, y , GANÍMEDES, repartid el néctar para que beban los inmortales.

Ante tanto lujo y tanta flor se imagina uno que ninfas de ropaje ligero y amorcillos con alas irisadas iban á servir néctar y ambrosía á huéspedes aéreos, al son de liras y eolias arpas. Sin embargo, la mesa para los grandes dioses no estaba allí, estaba servida allá en medio de la ancha azotea, en un elegantísimo kiosko, construido espresamente para el acto.

Lope de Vega le ensalzó dos veces, en sendas epístolas de La Filomena, con otras diversas Rimas, Prosas y Versos : «Aquí de Valdivielso el santo empleo, De Luis Vélez, florido y elocuente, La lira que ya fué del dulce Orfeo.» «...Y el famoso Luis Vélez, que tenía En éxtasis las Musas, que a sus labios Iban por dulce néctar y ambrosía

Porque él podía ser ambicioso, pero no tanto como hombre de sano corazón y de nobles miras. »Todo esto le comprendí; todo esto deduje de sus intrincados períodos, y todo ello me dio bien claro a entender a dónde pensaba ir a parar por aquel camino. ¡Eso sólo me faltaba! ¡Y en qué ocasión venía! ¡Estar soñando con néctar de los dioses, y despertar con aquella melaza entre los labios!

Pero al volver los ojos á tu patria Era tu pecho de esperanza un mar, Que al través de la niebla de los siglos El porvenir quería iluminar, Mirándola ceñida con la oliva Brindar al mundo el néctar de la paz, Derramando el bautismo de la ciencia Y alzando las virtudes del hogar, Ensalzando del hombre los derechos, Y tributando culto á la verdad.