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Actualizado: 3 de junio de 2025


El pueblo, en el caso de que tratamos, no podía justificar su prevención contra Rogerio Chillingworth con razones ningunas dignas de refutarse.

No hay en todo el trayecto hasta Dijon ningunas otras colinas de esa formacion, aunque á lo léjos se divisan algunas altas rocas de granito azuloso, que brillan á la luz del sol como lápidas monumentales.

Viéndose, pues, don Quijote libre y desembarazado de tantas pendencias, así de su escudero como suyas, le pareció que sería bien seguir su comenzado viaje y dar fin a aquella grande aventura para que había sido llamado y escogido; y así, con resoluta determinación se fue a poner de hinojos ante Dorotea, la cual no le consintió que hablase palabra hasta que se levantase; y él, por obedecella, se puso en pie y le dijo: -Es común proverbio, fermosa señora, que la diligencia es madre de la buena ventura, y en muchas y graves cosas ha mostrado la experiencia que la solicitud del negociante trae a buen fin el pleito dudoso; pero en ningunas cosas se muestra más esta verdad que en las de la guerra, adonde la celeridad y presteza previene los discursos del enemigo, y alcanza la vitoria antes que el contrario se ponga en defensa.

Aun prescindiendo del germen íntimo de estas poesías, nos encanta además la pompa que observamos en la exposición de sus partes. Quizás en ningunas otras obras suyas han concentrado los poetas españoles tanta riqueza poética ni dominádola tan profundamente.

¿Son comunes a todas estas regiones? Se da en todas las islas de la Malasia; pero mejor que en ningunas otras en las Molucas, que parecen ser su verdadera patria. ¡Cuánta planta preciosa encierra esta isla, tan abandonada por los colonos europeos! dijo Cornelio. Es verdad respondió el Capitán . Han poblado otras islas mezquinas y de tierras áridas, y se han olvidado de este paraíso.

Yo apostaré que este buen hombre que viene consigo es un tal Sancho Panza, su escudero, a cuyas gracias no hay ningunas que se le igualen. -Así es la verdad -dijo Sancho-: que yo soy ese gracioso y ese escudero que vuestra merced dice, y este señor es mi amo, el mismo don Quijote de la Mancha historiado y referido.

De ninguna manera podría yo emplear esta fortuna mejor que en otorgar beneficios o estimular nobles ambiciones; y para ello, ¿a quién he de confiarla sino a usted? En ningunas manos puede estar mejor que en las suyas, hermano mío. Yo... »Pero hablemos de usted y no de . ¡Qué no daría, yo por saber enternecerle! »¿No es verdad que ha abandonado ya su idea de morir?

Con todo, la fascinacion seguía, y nuestro solteron parecia confinado á Southampton, mirando en derredor cómo aturdido y con los ojos claros y sin vista. Un dia vió pasar una hermosa sirena en un lujoso coche, y luego descender sobre el enlosado de la calle. Se cruzaron, y la Inglesa que adivinó bajo el paltó del Colombiano la existencia de una mina de oro, le arrojó una de esas miradas que tumban de redondo como las bolas del gaucho de Buenos-Aires, y le magnetizó. Lo demás siguió como todas las historias de amor. Ello es que á vuelta dos meses nuestro solterón del Nuevo Mundo se apercibió, en un momento lúcido, de que apenas le quedaban unas 150 libras por todo fondo, sin relaciones ningunas que le sacasen del apuro. Preciso le fué resignarse. Hizo su paquete, se le huyó á la sirena y se embarcó para Colombia, con el placer de haber conocido a Europa....

Para ir á Berna desde Basilea es preciso resignarse á la diligencia, pues el camino de hierro que ha de unir ámbas ciudades, se encuentra solo en proyecto: felizmente la travesía se hace en doce horas, y con todas las comodidades posibles . Lo primero que me ocurre consignar, es el admirable estado de las carreteras de Suiza. Sin ceder á ningunas de las mejores de Europa, las sobrepujan en número.

Un tiempo tan largo en el puente de un buque fatiga. Al fin de los diez ó doce primeros dias las escenas se repiten, son las mismas, las emociones ningunas, y allí donde no hay emocion, alimento mio, no hay nada, hay el prosáico fastidio. Desde Pernambuco á Bahia empleamos cuarenta y ocho horas, y desde Bahia á Rio Janeiro cuatro dias.

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