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Actualizado: 3 de julio de 2025


Yo, señor don Jeromo, no he tenido inconveniente en sacrificar al bien de mi país la tranquilidad de mi hogar, y hasta el lucro de mis negocios particulares; pero será estéril mi abnegación si los hombres influyentes, de arraigo, de convicciones sólidas y saludables, de contingencia, en fin, como usted, me niegan su apoyo en estos instantes supremos. He dicho.

Si con respecto al ser infinito se puede establecer una proposicion negativa verdadera, hay en él alguna negacion de ser, esto es, del predicado que se niega en la proposicion. No se puede decir que cuando se aplican á Dios las proposiciones negativas, se niegue solo una negacion, porque en realidad se niegan de Dios cosas positivas.

Aun cerca de las cascadas, conservan tenazmente su forma masas de nieve convertidas en hielo y rociadas continuamente por el salto del agua. Parece que se niegan á fundirse. Se ve con frecuencia delante de la movible catarata del torrente una especie de pantalla formada por una catarata solidificada, la de las nieves heladas que detuvieron el curso del torrente durante el invierno.

Dedúcese de lo expuesto que los contrafazedores provenzales, ya como farsantes, ya como actores mímicos de poesías épicas y líricas, ofrecen siempre grande importancia al tratarse de la historia progresiva del teatro moderno, y que los literatos, que, como Moratín, niegan á los provenzales influjo alguno en el desarrollo del drama, no han estudiado á fondo su desenvolvimiento sucesivo.

Aparte de estas locuras, un buen muchacho que sabía su oficio: pero buena penitencia lleva, pues en Jerez nadie le ha dado trabajo por no molestarme, viéndolo expulsado de mi casa, y ahora tal vez vaya por el mundo royéndose los codos de hambre. Ese acabará por echar bombas, que es el final de todos los que niegan a Dios. Don Pablo y su empleado iban lentamente hacia el escritorio.

Estos depositarios del porvenir nunca exponen sus verdades con claridad: se niegan á decir las cosas como los simples mortales. Empieza á decaer la conversación. El inglés piensa en el Casino. Iba á entrar en él, cuando le avisó don Marcos la llegada del príncipe.

Mi patria, respondió el genio, dista quinientos millones de leguas del Sol, y es aquella estrellita junto á Sirio, que estás viendo desde aquí. ¡Lindo pais! dixo Memnon. ¿Con que no teneis bribonas que engañan á los hombres de bien, ni amigos íntimos que les estafan su dinero y les sacan un ojo, ni deudores que quiebren, ni sátrapas que se rian de vosotros quando os niegan justicia?

Aman su vida errante y salvaje, y tarde ó temprano se vuelven á ella; ha sucedido ya estar un negro enteramente civilizado y aun haber seguido estudios, y ha desaparecido para volverse al monte á vivir desnudo y salvaje entre sus compañeros. Estos desgraciados se niegan siempre á la luz de la verdad y de la razón

Antes que todo, habría que demostrar que los dos rusos son amante y querida, cosa que ambos niegan, y después, aunque esto llegara a probarse, para que la Natzichet matara a la Condesa, se necesitaba que ésta fuera un obstáculo para su amor. ¿En qué forma lo era? ¿Podía, acaso, la infeliz, ni sabía cómo impedir al Príncipe que se fuera con otras mujeres? ¿De qué modo hacía sombra esa desgraciada a la nihilista? ¿No tenían los dos rusos plena libertad para permanecer juntos en Zurich?

No se podían distinguir los rasgos fisonómicos de aquel pobre Cristo con la cabeza caída sobre el pecho. Tal vez era su hijo. Y si no era Jorge, seguramente que había sufrido también el mismo suplicio. ¡Cómo vivir en esta angustia interminable!... No me han dejado volver á Suiza: me niegan el permiso. Nada , y hay momentos en que mi cabeza parece que va á romperse.

Palabra del Dia

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