Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de octubre de 2025


Con que, mi niñita, prepárese para el baile, y que le voy a prestar un chal de seda encarnada que yo tengo, que me la va a poner más linda que la misma niña Sol. ¡Cómo está que se muere el niño Pedro por la niña Sol! Pero yo no qué tiene la niña Adela, que está como aburrida. ¿Quiere mi niñita los tamales hoy de coco, o de carnecita fresca?

Los pronósticos del médico se cumplieron. Pocos meses después mi tío era padre. La suerte había sido prodigiosa. Difícilmente podría existir una criatura más encantadora que la hijita de Blanca. El mundo, según don Benito, había puesto sus puntos interrogantes; pero el mundo es malo y es necio. Nada más hermoso que aquella niñita que, según todos los que la conocieron, era un trasunto de su padre.

Con ese criterio la acción más noble y generosa resulta despreciable y lo mismo podrías pensar de otro maquinista que, al entrar con un tren rápido entre las quintas de Flores, vio un pequeño bulto en la vía, que a la distancia le pareció un perro; pero cuando estuvo casi encima, a pocos metros, vio que era una criatura, y sin tiempo material para parar la máquina pasó en dos brincos hasta el miriñaque y al llegar a la niñita, la levantó en alto con una mano, salvándola de una muerte segura.

Entonces Ester, trémula y convulsa, apretó con la mano el signo fatal, como si instintivamente quisiera arrancárselo del seno. ¡Tan intensa fué la tortura que le causó la acción de aquella criaturita! Y como si la agonía que revelaba el rostro de la madre, no tuviera otro objeto que divertirla, la niñita fijó las miradas en ella y se sonrió.

Cuando aquella mujer joven, madre de la tierna criatura, se halló en presencia de la multitud, fué su primer impulso estrechar á la niñita contra el seno, no tanto por un acto de afecto maternal, sino más bien como si quisiera de ese modo ocultar cierto signo labrado ó fijado en su vestido.

Niñita mía, no diga usted tales cosas delante de este joven sin experiencia indicó con mal disimulada satisfacción doña Flora ; pues podría creer que el ilustre jefe de la Cruzada, para quien doy estos puntos y comas, ha tenido conmigo más relaciones que la de una afición purísima y jamás manchadas con nada de aquello que D. Quijote llamaba <i>incitativo melindre</i>. Conociome el Sr.

¿Sería aquello verdad? Estrechó á la criaturita con tal fuerza contra el seno, que la hizo dar un grito: bajó entonces los ojos, y fijó las miradas en la letra escarlata, y aún la palpó con los dedos para tener la seguridad de que tanto la niñita como la vergüenza á que estaba expuesta eran reales. : eran realidades ¡todo lo demás se había desvanecido!

El rostro de la niñita era una llaga viva: tenía los dientes apretados por la última convulsión; con la mano izquierda asada por el fuego, se asía desesperadamente de una de las varillas de bronce de la camita, y la derecha, dura, rígida en ademán amenazante; la actitud del cadáver revelaba los esfuerzos que la víctima había hecho para escapar del fuego, en vano.

Veían al ministro, apoyado en el hombro de Ester y sostenido por el brazo con que ésta le rodeaba, acercarse al tablado y subir sus gradas, teniendo entre las manos las de aquella niñita nacida en el pecado.

Pero La Edad de Oro se parece a la niñita del cuento, porque siempre quiere escribir para sus amigos los niños más de lo que cabe en el papel, que es como querer coger la luna. ¿No les ofreció la Historia de la Cuchara, el Tenedor y el Cuchillo para este número? Pues no cupo. Ni otras muchas cosas más que les tenía escritas. Así es la vida, que no cabe en ella todo el bien que pudiera uno hacer.

Palabra del Dia

pacificadoras

Otros Mirando