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Actualizado: 16 de julio de 2025
Viven en él diez y siete monjas; pudieran vivir ciento. Es de sólida e irregular mampostería, trepado por numerosos agujeros, con arcos y ventanas cegados, con altas celosías de madera negruzca.
La dentadura postiza estaba sumergida en un vaso de agua, sobre la mesilla de noche. Sin dentadura ni peluquín, la piel flácida, verdosa, negruzca, color de corambre, los ojos soterrados, barba y bigote blancos, Novillo no conservaba traza de su pretérita fisonomía. Lo único que le quedaba del añejo esplendor era el abultado abdomen, enarcándose bajo las sábanas.
En el muelle se agolpaban los del oficio: su vista, acostumbrada a las inmensidades del mar, había reconocido lo que remolcaba la barca. Pero Antonio sólo miraba, al extremo de la escollera, a una mujer alta, escueta y negruzca, erguida sobre un peñasco, y cuyas faldas arremolinaba el viento. Llegaron al muelle. ¡Qué ovación! Todos querían ver de cerca el enorme animal.
Se infectó con un instrumento de cirugía que acababa de ser empleado en una operación. Tal vez fué por torpeza de sus manos; tal vez... ¡quién sabe! Don Marcos cree que la duquesa estaba cansada de vivir. Una muerte horrible, marqués. Yo no la vi: celebré no verla. Me contaron que estaba negruzca é hinchada.
La llanura desnuda y severa no tenía ya ni una pizca de rastrojo seco que recordara el verano ni el otoño y no mostraba ni una sola hierba nueva que hiciera esperar la vuelta de las estaciones fértiles. En la lejanía distinguíanse muchas parejas de bueyes de pelo bermejo, arrastrando los arados, hundidos en la tierra negruzca, con movimiento lentamente uniforme.
Lejos, en la bruma que cerraba el horizonte, corrían como ovejas asustadas las barcas pescadoras, con la vela casi recogida y negruzca por el agua, sosteniendo una lucha de terribles saltos, enseñando la quilla en cada cabriola, antes de doblar la punta del puerto, amontonamiento de peñascos rojos barnizados por las olas, entre los cuales hervía una espuma amarillenta, bilis del irritado mar.
Tengo aquí y se dio una puñada en la negruzca frente una cosa que rebulle, pero que aún no sale por más que hago.... Saldrá, como usted me enseña, cuando llegue el mismísimo punto resfinado de la ocasión.... Y blandiendo el brazo derecho repetidas veces de arriba abajo, como un sable, añadió en voz hueca: Fuera miedo. ¡Se gana!
Mejor era contemplarla en clara noche de luna, resaltando en un cielo puro, rodeada de estrellas que parecían su aureola, doblándose en pliegues de luz y sombra, fantasma gigante que velaba por la ciudad pequeña y negruzca que dormía a sus pies.
El interior de la jarra y el paluco estaban cubiertos de una costra negruzca muy removida y cuarteada. Pregunté a mi tío con una mirada para qué servía aquello, y me respondió: Eso es para hacer tinta... digo, era; porque ya con la última hecha el año que pasó, ha de sobrarme.
Entraron en un patio miserable. Los pilares eran de negruzca y carcomida madera. Añoso granado retorcía su ramaje junto a un aljibe. La cal reverberante, el azul denso del cielo, y las flores rojas de las malvas en las ventanas formaban hechicera desarmonía. Atravesaron cuadras atestadas de camas y traspontines, como en los ventorrillos morunos.
Palabra del Dia
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