Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 8 de mayo de 2025
Dios me entiende y yo me entiendo. Pero no os entiendo yo. Cuando fuí huído á Navalcarnero... y fué por una mujer... siempre ellas... encontré en vos... Un joven que se volvió á vos asombrado, deslumbrado por vuestro ingenio. Muchas mercedes. Pues encontré en vos un hermano, y tan agradecido quedé de ello, que en la primera carta que escribí al duque de Osuna, le hablé de vos.
El debe ser; pero el cocinero mayor... ¿cómo se atreve ese hombre?... Francisco Montiño no está en Madrid esta noche. ¡Ah! ¿pues qué cosa grave ha sucedido para que deje sola su casa? Según me ha dicho su sobrino postizo, ha ido á Navalcarnero, donde queda agonizando un hermano suyo. ¡Oh! entonces el que ha pasado es el sargento mayor Juan de Guzmán.
Quevedo, que había aprovechado aquella ocasión y había sido cruel con Montiño solamente por apartar un peligro de la reina, contestó: ¿Qué debéis hacer? separaros de Luisa. Decís bien. No os faltarán mujeres. Decís bien. Pero de repente, en una reacción del sentimiento, exclamó: ¡Y lo que nazca! Podéis contar que no es vuestro. La separaré de mí. Haréis bien. La enviaré á Navalcarnero.
Y yo acabo de llegar de Navalcarnero. Fuí á buscar á mi tío á palacio; llovieron sobre mí aventuras y desventuras, porque esos porteros, á quienes Dios confunda, no han querido avisar de mi llegada á mi tío. ¿Y quién es ese vuestro tío? El cocinero de su majestad. ¡Francisco Martínez Montiño! pues me alegro, ¡hombre sois! ¡Cómo!
¡Vehemente y apasionado como su padre! murmuró Quevedo. ¡Qué! ¿habéis conocido á mi padre, don Francisco? Cuando fuísteis á Navalcarnero ya había muerto. He oído hablar de él dijo Quevedo. Pues os han engañado. Bien puede ser. Mi padre era lo más pacífico del mundo. ¡Pobre amigo mío! dijo Quevedo. ¿Por quién habláis, por mi padre ó por mí? Hablo por vos.
Su mujer se había fugado con un nuevo amante, robándole su dinero ahorrado en tantos años, los dos mil doblones que había contenido el cofre de hierro que había traído de Navalcarnero Francisco Martínez Montiño, donde había hallado las pruebas de su nacimiento don Juan Téllez Girón, que éste le había cedido generosamente, y los dos mil ducados que le había legado Dorotea, como precio horrible de su envenenamiento.
No sabemos si Luisa durmió también; pero lo que sí sabemos es que entre tanto el cocinero mayor caminaba rápidamente al paso de andadura de los dos poderosos mulos, y que el camino hasta Navalcarnero se acabó antes de que se acabasen sus encontrados pensamientos. Cuando llegó al pueblo eran las doce de la noche.
Luego metería á su hija en un convento. Una vez libre, haría dejación de la cocina del rey, se retiraría de intrigas y de enredos, y se iría pacíficamente á comerse sus doblones á Navalcarnero, llevándose consigo la misteriosa arca, donde se encerraba indudablemente el destino del bastardo de Osuna.
No cesaba de leer y releer lo siguiente, que aparecía escrito en el papel que estaba pegado y sellado sobre la cerradura del cofre: «Yo, Gabriel Pérez, escribano público de la villa de Navalcarnero, doy fe y testimonio de cómo el señor Jerónimo Martínez Montiño, recibió cerrado y sellado, como se encuentra, este cofre.» Seguía la fecha y el signo.
Mi buen tío Pedro, á pesar del deplorable estado en que se encontraba, me encomendó tanto que era necesario que recibierais cuanto antes esta carta, que ensillé á Cascabel, creyendo que podría tirar todavía de una jornada, y á duras penas he podido llegar al obscurecer. ¡El pobre jaco está tan viejo! ¿Y cuándo salísteis de Navalcarnero, sobrino? Antes del amanecer. ¡Diez horas para cinco leguas!
Palabra del Dia
Otros Mirando