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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Conque, aprovechando el momento de paz que nuestra presencia impone entre los combatientes, salgamos á la calle antes que baje el maestro y tengamos que presenciar una verdadera carnicería; porque en cuanto él vea lo que está pasando en la escuela, siguiendo la costumbre de otras veces, no deja cara donde no señale sus dedos, ni nalgas sin cruzar, á telón corrido, con el inexorable zurriago, ni orejas sin estirar medio palmo, ni manos que no recorra zumbando su palmeta, untada exprofeso con ajo crudo. ¡Ira de Dios, la que se va á armar!
4 Entonces Hanún tomó los siervos de David, y les rapó la mitad de la barba, y les cortó los vestidos por la mitad hasta las nalgas, y los despachó. 7 Lo cual cuando oyó David, envió a Joab con todo el ejército de los valientes. 9 Viendo, pues, Joab que había escuadrones delante y detrás de él, entresacó de todos los escogidos de Israel, y se puso en orden contra los Sirios.
Entre aquellos angelitos no se sabe lo que es broma; y prueba de ello, que si tremendos fueron los zurriagazos que el vigilante sacudió en las nalgas de sus insubordinados condiscípulos, no fueron más flojas las guantadas que éstos le atizaron en las mismísimas narices.
Tío Jeromo, que en la socarreña, detrás de la casa, encambaba un rodal, acude á los gritos, y creyendo una patraña lo del robo de la nata, presume que su hijo se la ha chupado, y le arrima candela entre las nalgas y un par de soplamocos que hacen al chicuelo sorberse los propios.
Por un rey mago, negro por más señas, hubo unos dramas que acabaron en leña por partida doble, es decir, que Barbarita azotaba alternadamente uno y otro par de nalgas como el que toca los timbales; y todo porque Jacinta le había cortado la cola al camello del rey negro; cola de cerda, no vayan a creer... «Envidiosa». «Acusón»... Ya tenían ambos la edad en que un misterioso respeto les prohibía darse besos, y se trataban con vivo cariño fraternal.
Tales prendas, blanquísimas, adornadas con bordados y encajes, zahumadas con espliego, templaditas al sano calor de la camilla calor doméstico si los hay las tenía el capellán muchas veces en el regazo, mientras la madre, con la niña tendida boca abajo sobre su delantal de hule, pasaba y repasaba la esponja por las carnes de tafetán, escocidas y medio desolladas por la excesiva finura de su tierna epidermis, las rociaba con refrescantes polvos de almidón y, apretando las nalgas con los dedos para que hiciesen hoyos, se las mostraba a Julián exclamando con júbilo: ¡Mire usted qué monada..., qué llenita se va poniendo!
Al fin, y como aquel niño que, de repente, halla el resorte que imprime fácil movimiento a una máquina, hasta entonces inmóvil ante los más desesperados esfuerzos, hizo una zapateta y se dió tres manotadas sobre las nalgas, faltando así, por primera vez después de muchos años, a la compostura y circunspección que guardaba hasta con su propia persona.
Y allí ¡venga de cañitas de manzanilla, y venga de pescado frito, y de aceitunitas y alcaparrones!... ¡y venga de aquí! Yo te certifico, grandísimo zángano, que antes de un mes no te pesarían tanto las nalgas como ahora... ¡Ay, niño, si hubieses conocido á la Carbonerilla!... ¡Gachó, qué mujer!... Venía con su madre á recoger la ropa de la compañía porque eran lavanderas.
El-Bayer, al halago de tal insinuación, dió una cabriola en el aire, y sacando los pies hacia adelante, se dejó caer verticalmente sobre sus nalgas, bajando y doblando al propio tiempo su cabeza hasta injertarla entre sus muslos; pero con tal arte, que ponía duda, si en su reverencia y salutación había más burla que respeto al Príncipe de los creyentes, dijo al demente: Yo soy un loco principiante, y como aprendiz no puedo dar en el hito del arcano de la Sultana; pero con un guijarro en la mano y poniéndome a ochenta pasos la frente de uno de estos sabios, te la abriré perfectamente, si es que allí presumes hablar y leer...
Salió a abrirles la puerta del corral un muchacho muy sucio, que se asustó al ver tanto caballero; y entre limpiarse los mocos con una mano y rascarse las nalgas con la otra, les dijo de mala gana que su padre estaba en el cierro.
Palabra del Dia
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