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Actualizado: 7 de mayo de 2025
El Duque, cada vez más inquieto, le dijo: Serénese usted, señora. Soy un verdadero amigo de usted y de Belinchón. Cualquiera que sea el disgusto que usted tenga, yo lo comparto como si fuese mío también, y estoy dispuesto a hacer todo lo que esté de mi parte para calmarlo. Muchas gracias... muchas gracias murmuró la señora sin separar el pañuelo de los ojos.
¡Mala pata! murmuró el torero, siguiendo adelante . ¡Cuando digo que hoy pasa argo!... Era el capellán de la plaza, un entusiasta de la tauromaquia, que llegaba con los Santos Oleos bajo la chaqueta. Venía del barrio de la Prosperidad, escoltado por un vecino que le servía de sacristán a cambio de un asiento para ver la corrida.
Entonces no cabe duda, murmuró fingiéndose distraído, toda esa es gente fantástica. Yo le preguntaré a Charito sobre sus amigas. No son mi tipo, te lo advierto... Así, agregó enrojeciendo otra vez, no habrá celos entre nosotros. Y se rió, con una penosa risa de sarcasmo. La conocí en casa de las Aliaga, repitió Julio. No haría nada por encontrarme con ella, precisamente porque me impresionó mucho.
Diciendo esto clavó los ojos en Salvador examinándole prolija y atentamente de pies a cabeza. Después dio otro gran suspiro y bajando los ojos murmuró para sí: También él se va poniendo viejo. ¿No se necesitan más explicaciones? preguntó Monsalud. No replicó Cordero brusca y desabridamente. Pues yo voy a dar una que creo necesaria.
La copa de chartreuse, bebida despacio, le dejó en la lengua y en los dientes un aroma penetrante y fortalecedor, una sed grata, ligerísima, que apagaban los sorbos últimos del café, saturados del fino polvillo que en remolinos lentos se depositaba en el fondo de la taza. ¡Si viniese papá ahora murmuró , qué diría! Miranda y Lucía fueron los últimos en alzarse de la mesa.
¡Qué modos! murmuró Salomé dirigiéndose a su cuarto . Ya no hay caballeros. Navarro moraba en la misma habitación ocupada algunos años antes por una mujer que murió en olor de santidad.
¡Qué situación tan terrible! murmuró El enemigo más cruel de mi hija me hablará de amor. Tendré que prestar oído a sus galanterías abominables... y decirle: «¡Os amo!», ¡manchar mis labios con estas palabras impías! Hubo un silencio bastante largo.
Un día conversaron acerca de Julio, y Adriana escuchó sin perder palabra. Carmen extrañaba de que nunca le hubieran conocido ellas ningún amor. No hay mujeres para Julio, murmuró Laura. Sería raro que no tuviera alguna pasión por ahí, añadió Zoraida.
Por más que me digan, don Pedro, yo no puedo creer que usted tenga gana de matar a don Rudesindo... Un vecino... que ha sido su amigo hasta hace poco... con quien se ha criado y ha ido a la escuela... No... yo gana... ninguna murmuró don Pedro, siempre con la cabeza sobre el tajo. ¡Velo usted ahí! exclamó don Feliciano dando una gran palmada. ¡Lo que yo decía!
Pensaba en la caterva de pequeños encerrada en el establo, que iba á quedar privada, por su culpa, de tan generoso reparto. Al fin murmuró, aproximándose á Adán: Voy á enseñar los otros al Señor. Ya es tarde objetó el marido . Sería pedirle demasiadas cosas, y el Señor puede enfadarse.
Palabra del Dia
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